Fue imposible encontrar su libro en la isla. Tras ganar el premio Rómulo Gallegos, un autor que no gusta de llamar la atención se ha convertido en un héroe literario para un territorio en el que el castellano es una herramienta de resistencia cultural. 

Corregidor, su pequeña editorial argentina, ha encendido las imprentas para reponer "Simone", la premiada obra de Eduardo Lalo, en las librerías de Puerto Rico y distribuirla en el resto de América Latina.  

"Casi no participo en el premio", confiesa.

 Fue un amigo quien lo animó. A última hora, envió uno de los pocos ejemplares que conservaba. Meses después, se enteró de que había sido incluido en la lista de los finalistas. 

"¡Ni mi editor sabía que estaba participando!", comenta este devoto lector de César Moro y Jorge Eduardo Eielson, quien encabezará la delegación de escritores boricuas que participarán de la Feria Internacional del Libro de Lima, que tiene a Puerto Rico como invitado de honor.

¿Dónde te sorprendió la llamada del jurado?

Por una circunstancia familiar, he tenido que volver a la antigua casa donde vive mi madre. Esa mañana, luego de llevar a mi hijo de 10 años a su campamento de verano, me tiré a la cama a leer. Era un ensayo de una autora rumana sobre Cioran, un autor muy importante para mí. Y cuando acabé el libro, sonó el teléfono. Contesté y era una operadora. Paré la oreja cuando me dijo que la llamada procedía de Venezuela.  En ese momento, el jurado estaba anunciando mi nombre en la conferencia de prensa del premio Rómulo Gallegos. Me dijeron que en la próxima media hora me llamarían para una felicitación pública. Pero antes que lo hicieran, se rompió una especie de dique. Llamadas y llamadas sin parar, hasta hoy. 

Todo se volvió ficticio...

La experiencia es de irrealidad. Estaba leyendo en mi cama y luego me llaman de todo el mundo.  

¿Cómo enfrenta un escritor de perfil bajo el fenómeno de la visibilidad instantánea? 

Lo que es importante para mí es que he llegado al premio bajo mis condiciones, practicando una ética. Aunque he tenido oportunidades para publicar en Barcelona, he preferido hacerlo en editoriales puertorriqueñas, con distribución muy limitada. Las cosas se hacen tal como yo creo. Llego a este premio caminando. No he llegado en un jet privado. 

Eres un autor que cruza en su obra la palabra y las artes visuales...  

No fue algo programático. Primero que nada, soy escritor. Comencé a dibujar tardíamente, a los 21 años, cuando acababa de estudiar en Nueva York y visitaba museos y galerías. Me fui a vivir a París y sin ninguna formación solicité ingresar en una escuela de bellas artes. A tumbos, fui formándome, y acabé con una carrera como artista. Llevo como una docena de exposiciones individuales. Cuando escribo ensayos, me interesa experimentar con la libertad de la escritura, y en ella, para mí, está también la imagen. He sacado libros híbridos en los que reflexiono a través de la palabra y la fotografía. 

¿Para ti qué es lo mas importante al escribir, contar una historia o escapar de la representación?

No me interesa la visión mimética de la novela. Las novelas de 200 páginas, con personajes y acción, las he dejado de leer hace mucho tiempo. 

Pero eres consciente de que para describir una novela como "Simone" el jurado no ha dudado en definirla como "una historia de amor"...

Podrían decir también que es papel con tinta. "Simone" es una historia, pero también es muchas cosas. Comienza como un libro de anotaciones, luego se transforma en algo más narrativo, deriva al ensayo, a veces trabajo con citas de otros autores, como un collage. 

¿Cómo te rebelas del paisaje caribeño y de otros tópicos de la literatura puertorriqueña?

Lo que es maravilloso de Puerto Rico es que puedes levantarte por la mañana y descubres un día tan melancólico y gris como el de una ciudad nórdica. Llega el mediodía y te sientes en el trópico. Por la tarde, se vuelve otra cosa. Del mismo modo, a muy corta distancia de la costa está la cordillera, y al cruzarla, si llegamos al sudeste del país, estaremos en un desierto. Puerto Rico posee una gran variedad, pero invisible para muchos. Lo que a mí me motiva a escribir y a tomar fotografías es romper con esas imágenes que me han endilgado toda la vida. ¡Este es un país doblemente conquistado! Hemos sido negados y renegados. 

¿Por qué Latinoamérica duda en reconocer la latinoamericanidad de Puerto Rico? 

Hay una mirada desde América Latina producto de la reacción nacionalista frente a Estados Unidos. Pero Puerto Rico es un país latinoamericano, nos sentimos latinoamericanos. Somos una cultura de resistencia. Estadísticas recientes del Departamento de Educación de la isla dicen que el 88% de la población no sabe inglés. ¡Tenemos cifras de pobreza catastróficas! América Latina nos ha dado muchas veces la espalda, mientras también ciertas oficialidades puertorriqueñas le han dado la espalda a América Latina.  

La novela ganadora

Eduardo Lalo (San Juan, 1960) es el primer puertorriqueño que obtiene el Rómulo Gallegos. 

El galardón se le entregó por "Simone", novela que relata la vida de una inmigrante china condenada a un trabajo de semiesclavitud en Puerto Rico.  

Li Chao, su protagonista, es una obrera afectada por la revolución cultural china que emigra a la isla, donde encuentra en la lectura un escape a sus duras condiciones de trabajo en un restaurante chino.

 Para Ricardo Piglia, miembro del jurado,el libro  presenta aspectos de autobiografía y una historia de amor contada desde lo erótico, lo social y lo político.