El encierro prolongado en distintas prisiones estadounidenses por motivos políticos y el ambiente hostil con el que tuvo que lidiar tras las rejas no fueron barreras suficientes para el genio creativo del artista puertorriqueño Elizam Escobar.

Prueba de ello son las muchísimas obras que pintó en esos 19 años y cinco meses que pasó encarcelado (1980-1999), trabajadas a duras penas desde “un lugar de mucha adversidad y prohibiciones”, como el propio Escobar lo describe.

A partir de mañana, el público podrá apreciar en el Museo de Arte de Puerto Rico una selección de estos lienzos y bocetos, así como otros realizados desde la libertad, en la exhibición Introspectiva Simbólica, la muestra más amplia realizada hasta la fecha de la obra del artista.

“Lo primero que yo pude hacer (en la cárcel) fueron dibujos, y luego comencé a pintar como tal al año de estar preso. Después de estar cuatro años en las prisiones de Illinois, ya en la federal, en el 1984 por ahí, pues yo empecé a pintar un poco más grande. Y las primeras imágenes que aparecieron fueron de vejigantes porque para mí era bien importante la figura del vejigante de Ponce. Era una forma no de escapar de la prisión, pero de construir unas obras que respiraban libertad”, rememora Escobar.

“La mayor parte de la gente piensa que en la prisión tú tienes todo el tiempo porque estás preso, no tienes nada que hacer. Pero es todo lo contrario porque no tienes privacidad, estás vigilado todo el tiempo y las condiciones no son las mejores. Es un escenario de obscenidad que tienes como que domesticar y crear un espacio de libertad donde puedas, a pesar del ruido y de las conversaciones que tú no tienes ningún interés, como ponerte unos audífonos simbólicos y concentrarte en lo que vas a hacer”, comenta el expreso político, acusado de estar vinculado al movimiento armado por la independencia de Puerto Rico.

Muestra temática

El curador de la exposición, Juan Carlos López Quintero, aclara que contario a lo que muchos pudieran pensar, la mayoría de las creaciones de Escobar no reflejan sus ideales políticos.

La exposición, de hecho, se estructura por temáticas ajenas a la lucha independentista, como los sueños, el suicidio, la fuga y los autorretratos.

“La cosa fascinante de la obra de Elizam es que a pesar de él ser independentista y de haber estado preso por su vida política, su obra tiene poco que ver con la política. Él no se replegó a hacer un arte panfletario o politiquero. Su obra es un mundo personal en el que aparecen sus fantasmas, anhelos y aspiraciones”, revela.

Sobre este punto, Escobar defiende la importancia de separar el arte de la política. “Lo que uno expresa a través de la imagen pictórica tiene una carga mayor si uno no trata de convencer a nadie”, puntualiza.