La Plaza del Quinto Centenario volvió convertirse anoche en una gran pista de baile, donde el movimiento cadencioso de caderas, hombros y cabello fueron la respuesta a un sabroso y variado menú salsero durante un concierto gratuito que marcó el cierre del VII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) 2016, que se celebró en San Juan, esta semana.

La Sonora Ponceña, El Gran Combo y Óscar D’León fueron el plato fuerte de la noche para los invitados de unos 27 países que durante una semana participaron del debate generado a través de diversos paneles sobre el idioma español. Al mismo tiempo, se trató de una fiesta de puertas abiertas para el público general.

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Los boricuas cubrieron cada rincón de la llamada “Plaza del Tótem” y los alrededores del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Hubo quienes buscaron el mejor espacio desde temprano en la tarde para poder observar el espectáculo desde sus sillitas de playa, pero sin lugar a dudas los que más disfrutaron del bailable al aire libre lo fueron aquellos que sudaron la gota gorda al ritmo de la clave y bailaron una canción detrás de la otra.

Hasta la monoestrellada boricua, exhibió sus más hermosos ondeos al compás de la música, mientras era sujetada con orgullo entre el público, que no podía controlar los movimientos en la parte superior de su cuerpo.

Según los puertorriqueños hacían alarde de su dominio al bailar el pegajoso género, un grupo de extranjeros hacía lo propio en una sección VIP, ubicada al lado izquierdo de la tarima.

El gozo que les producía contonearse al ritmo de temas como “Acere ko”, “De que callada manera” y “Timbalero”, de la Sonora Ponceña, así como “Que falta de respeto”, “Arroz con habichuela”, “Bujería” y “Me liberé”, de El Gran Combo, se apreciaba en la manera en que estos reían a cada paso, braceo y remeneo.

Las chicas se disfrutaron el evento. (andre.kang@gfrmedia.com)

No hubo chica anoche que dejara pasar la oportunidad de una buena bailadita, y para no desperdiciar ni una melodía, fueron muchas veces ellas quienes sonsacaban a los varones, o simplemente, bailaban solas o entre ellas.

La mexicana Mónica González fue una de ellas.

La fotoperiodista que participó de una serie de talleres de la Fundación Gabriel García Márquez en CILE 2016 describió como “increíble” la experiencia de poder bailar el ritmo que le apasiona desde niña, no solo con puertorriqueños, sino con colegas de otros países.

“Aprendí a bailarlo en las fiestas del barrio donde con crecí mis tíos y familiares”, señaló.

Asimismo, indicó que a través de sus viajes de trabajo a Nueva York también se ha expuesto bailar la salsa con latinos de diversas nacionalidades y destacó que en cada sitio se hace diferente.

En su país natal, por ejemplo, se baila con muchas vueltas y muy rápido, según observó.

Del mismo modo, elogió el trabajo de la comisión organizadora de CILE y su iniciativa de integrar actividades populares a la oferta del congreso.

Por su parte, la periodista investigativa Katherine Pennacchio, quien también formó parte de los mencionados talleres, aseguró haber gozado en cantidad la oferta artística y lamentó en que en Venezuela, donde nació y reside, no se puedan hacer espectáculos de dicha envergadura.

“Con el tema de la salsa, me lo he disfrutado muchísimo. Es chévere estar aquí, pues allá hay pocos espacios para hacer este tipo de actividades porque Caracas no es seguro en este momento. Sería difícil hacer algo así en Venezuela por la seguridad, por la situación económica y el detalle de los boletos, no podría hacerse algo gratuito como esto”, indicó la reportera.

Por otro lado, comentó que se llevó una grata sorpresa al conocer que los españoles tienen buenas destrezas para bailar salsa.

El concierto concluyó cerca de la medianoche con la presentación del “Faraón de la salsa”, quien interpretó canciones como “Detalles”, “Llorarás”, “Dile que se va a caer”, “Irimo” “Que se sienta” y “Sale el sol”.

Oscar D'León concluyó el evento musical. (andre.kang@gfrmedia.com)