Se estima que Cleopatra, la más conocida de las reinas del antiguo Egipto, murió entre el 1 y el 12 de agosto del año 30 a.C. Tanto tiempo ha pasado y las intrigas de su vida y el misterio alrededor de su muerte siguen generando fascinación y encanto alrededor del mundo.

Cleopatra Filopátor Nea Thea, última regente del imperio de los faraones, fue hija de Ptolomeo Lagos (Ptolomeo XII), descendiente directo del primero de los Prolomeos, uno de los generales de Alejandro Magno que al morir el conquistador y dividirse su imperio en el 323 a.C., se quedó con Egipto. Como Alejandro, Ptolomeo I Soter era macedonio (territorio al norte de Grecia) y al tomar posesión de Egipto, implantó allí el griego como idioma.

A pesar de no ser étnicamente egipcia (recordemos que una práctica común entre los faraones -de la que la dinastía ptoloméica se hizo eco- era casarse entre sí para preservar la pureza de la estirpe), Cleopatra abrazó muchas de las costumbres egipcias. De hecho, se cree que fue la primera de ese linaje en aprender y hablar fluidamente el lenguaje egipcio. 

Siempre se ha dicho que fue una mujer de gran belleza, pero aun cuando al ascender al trono de Egipto, entre los 17 y 18 años, ya había desarrollado un atractivo irresistible, se dice que en la época destacaba más por su inteligencia que por su imagen. Fruto de una intensa educación, Cleopatra hablaba 12 idiomas y dominaba las matemáticas, astronomía, filosofía y oratoria. Además, era versada en asuntos militares y navales. 

Conflictos de poder al interior de la familia le arrebataron el poder a Cleopatra. Pero al llegar Julio César a Egipto todo cambia. El general romano tomó partido con ella en contra de su hermano y le restituyó el poder. 

Cleopatra se hizo amante de Julio César e intentó usar su influencia sobre él para restablecer la hegemonía de Egipto en el Mediterráneo oriental como aliada de Roma. Pero la guerra civil que se libraba en Roma le costó la vida a Julio César, que fue asesinado el 44 a.C. 

La reina repitió su estrategia seduciendo al cónsul romano Marco Antonio, sucesor de Julio César, con quien llegó a imponer por la fuerza un reino tras la conquista de Armania. 

Pero las luchas en Roma continuaban y desencadenaron en la “Guerra Ptolemaica”, cuyo punto culminante fue la batalla naval de Actium, que perdió Marco Antonio, quien desde la muerte de Julio César libraba una lucha con otro general llamado Octavio Augusto. Tras la derrota, el cónsul huyó a Alejandría bajo la protección de Cleopatra.

Poco después Augusto conquistó la ciudad y Marco Antonio se suicidó. 

Sin más aliados romanos, Cleopatra volvió a intentar su artimaña de seducción, pero Octavio Augusto no cedió a sus encantos y decretó llevarla como prisionera a Roma. Fue entonces ante ese panorama que Cleopatra tomó la decisión de suicidarse. 

Se cree que en el año 30 a.C., Cleopatra se quitó la vida en la capital del imperio, Alejandría. El paradero de sus restos es aun hoy uno de los grandes misterios de la historia. 

Tras su muerte, Egipto se convirtió en una provincia del imperio romano.