Sevilla, España.- La escultora Marga Gil Roësset tenía 24 años cuando el 30 de julio de 1932, horas antes de pegarse un tiro y acabar con su vida, decidió dejar su diario en casa del poeta Juan Ramón Jiménez quien, al asumir la tragedia, decidió editarlo: "Tu sufrimiento, muerta tú, se ha quedado expandido sobre mí".

Aquel diario lleno de frases incompletas, repleto de puntos suspensivos, ha sido publicado ahora, 82 años más tarde, por la Fundación José Manuel Lara con el título de "Marga" y en la edición que preparó el Nobel de Literatura, según los papeles que dispuso en una carpeta, para homenajear a su joven amiga.

En las páginas de su diario, Marga Gil Roesset reflejó la tristeza, la desesperación que sentía por su amor no correspondido por el poeta, que entonces tenía 51 años.

"Qué dulce es el amanecer del día último..."; "Ya no quiero vivir sin ti"; "Mi amor es infinito... La muerte es... infinita" son algunas de las frases que Marga, antes de su amarga despedida, anotó en su diario, un documento del que se ignoró su existencia hasta 1997 y que ahora se publica, como quiso Juan Ramón Jiménez, con trazas de homenaje.

"...es tan bello lo que escribió y fue tan valiente... que me parece un crimen (matarlo del todo), una falta de humanidad, no dejar en la vida su 'fantasía'", anotó Juan Ramón sobre el proyecto de edición del diario, unos textos que quiso incorporar a su propia obra para que vivieran "eternamente".

"Marga", que se abre con una semblanza biográfica de Marga Clark, sobrina de Marga Gil Roësset, incluye un breve álbum fotográfico, textos y apuntes de Juan Ramón Jiménez y de su esposa, Zenobia Camprubí, poemas, ilustraciones y recortes de prensa de la época alusivas a la actividad artística de Marga y a su última decisión, como estos titulares:

"Suicidio de una señorita: Se encierra, se dispara un tiro en la cabeza y muere instantáneamente. Se ignoran las causas de su fatal resolución".

Marga Clark, que dedicó a la figura de su tía la novela "Amarga luz" y el poemario "El olor de tu nombre", asegura en la introducción a esta edición haberse tomado como una misión en su vida reivindicar y homenajear la memoria de su tía, "puesto que se la mantuvo encerrada en la sombría tumba del olvido 65 años".

Hace quince años, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid se celebró una exposición que reunió la obra de Gil Roësset que ha sobrevivido -la propia Marga destruyó algunas de sus esculturas horas antes de quitarse la vida-, 16 esculturas y 80 dibujos y acuarelas.

Esa obra plástica le mereció la consideración de niña prodigio -con 8 años ilustraba los cuentos que escribía su hermana- y su adscripción a las vanguardias.

Una de las tres cartas que Marga dejó antes de acabar con su vida iba dirigida a Zenobia Camprubí, de la que moldeó un busto que se salvó de la destrucción, confesándole su amor hacia su marido y pidiéndole perdón -decía en su carta- "por lo que si él quisiera yo habría hecho".

La propia Zenobia escribió cuatro relatos sobre Marga, uno de los cuales decía: "Marga, quiero contar tu historia porque tarde o temprano la contarán quienes no te conocieron o no te entendieron".

Carmen Hernández-Pinzón, sobrina nieta de Juan Ramón Jiménez y representante de sus herederos, afirma en el prólogo de esta edición que Marga pasó por la vida de Juan Ramón y Zenobia "como una estrella fugaz, dejando una impronta indeleble y un pozo de amargura difícil de subsanar".

"El amor imaginario de la joven fue más fuerte y más profundo que si sus sentimientos hubieran sido correspondidos, y le dio alas a su corazón hasta llegar a límites insospechados", reseña.