Ámsterdam. Por muchos años, el estilo de la recién investida reina de Holanda, la argentina Máxima, había pasado sin pena ni gloria entre los críticos de moda. Pero, es otro el cantar desde que ascendiera al trono junto con su esposo, Willem Alexander.

Esta semana en Holanda y en el resto del mundo, las miradas se han centrado en cómo viste o deja de vestir la nueva soberana. Y su debut en esta pasarela no fue el mejor.

La primera noche de fiesta, la del lunes, su elección no había sido bien recibida. El vestido rojo de Valentino no solo era repetido, tampoco la favorecía, dijeron apenas al verla, los críticos en los medios o las redes sociales.

Pero dos días después, Máxima tuvo su pequeña revancha. Apenas salió, junto con Willem Alexander del Palacio Real rumbo a la Nueva Iglesia, la plaza del Dam se encendió; hubo aplausos y gritos de admiración, elogios que se repitieron en la televisión o en Twitter. El vestido azul real de Máxima de Holanda era un éxito.

Jan Taminiau, un holandés de 37 años que también diseñó para Lady Gaga, creó el vestido azul con encaje y cristales Swarovski, que fueron bordados en Francia, y se emocionó hasta las lágrimas al verlo. Había recibido el encargo de hacerlo apenas un par de días después del anuncio de abdicación de la entonces reina Beatriz, a fines de enero pasado, y tuvo que mantener el taller y la boca cerrados herméticamente.

Dos explicaciones encontraron los expertos para la elección del color por parte de Máxima. La capa de armiño de Williem, que pesaba unas 55 libras, era blanca y colorada y la reina se inclinó por el azul, como Beatriz y las chicas, para representar, juntos, los colores de la bandera holandesa y dar una señal de unidad.

La otra explicación era más simple. La primera reina argentina optó por ese color para que combinara con la tiara seleccionada para investidura, usada por Emma, tatarabuela del rey, en su casamiento con Guillermo II, en 1879. Diseñada en Francia en 1867, la tiara tiene más de 600 brillantes y 31 zafiros, entre estos, uno de dos centímetros.

Taminiau también diseñó el vestido que Máxima usó por la noche durante el desfile en barco y que tuvo que cubrir, a veces, con una capa color camello para protegerse el helado viento de la noche de Ámsterdam.

Por la mañana, para la abdicación, Máxima había apelado a otros de sus diseñadores favoritos, Edouard Vermeulen, dueño de la casa Natan, para que creara, con tela traída por Beatriz de Turquía, la blusa y la ropa rosa viejo, con las que, por primera, vez se mostró como reina de Holanda.