Cuando somos niños nuestros padres tienen que ingeniárselas para que nos quedemos tranquilos, nos portemos bien, nos comamos los vegetales, y le veamos la parte buena a las cosas que nos pasan.

Eso es gran parte del reto de la crianza que, claro está, no es una tarea fácil. A veces es por tradición o por salir del paso, pero los padres se ven en la encrucijada de crear un cuento, adornar una realidad o repetir lo que a ellos les dijeron cuando eran pequeños.

Y en esas aparecen los mitos de hadas, cigüeñas, ratones y toda suerte de criaturas mágicas, así como cuentos en que los niños, inocentes al fin, creen como una verdad irrefutable.

Seguramente usted escuchó o creyó en algunas de estas historias falsas cuando era pequeño:

–Si te tragas un chicle, se te pegará el estómago y no podrás volver a comer. O si te tragas una semilla o una habichuela,  te crecería una plantita adentro.

–Cuando se le caían los dientes, tenía que ponerlo debajo de la almohada para que un ratoncito se lo llevara, y a cambio, le dejara dinero.

–Al final del arcoíris hay una olla llena de monedas de oro.

–Si no te lo comes todo, no crecerás o no serás inteligente. A algunos le repetían el mito de Popeye, “si te comes la espinaca te harás más fuerte”. Y si no compartes tu comida, se le romperá la hiel a tu hermanito.

–Si mientes, te crecerá la nariz… igualito que le pasó a Pinocho.

–Si te haces el bizco, se te van a quedar los ojos así.

–Si te quedas viendo mucho tiempo la televisión o muy de cerca se te dañara la vista. (Los oftalmólogos dicen que lo más que puede dar es fatiga visual)

–Si comes hielo, te va a dar diabetes, o anemia, o se te va a “aguar” la hemoglobina

–Si sales a correr descalzo, te van a crecer los pies bien grandes

–A los bebés los trae una cigüeña

–Si te bañas después de comer, te vas a morir

–Me lo dijo un parajito

–(Y la más clásica de todas) Si te portas mal el Cuco te va a llevar