Una llega y otra se va. Al abdicar, la Reina Beatriz se ha convertido en princesa. Y Princesa Máxima en reina. Dos mujeres, dos estilos, y un reino que demuestra devoción por una joven espontánea que hoy, instantes antes de ser investida Reina consorte de Holanda, ha contenido su sonrisa.

Llevada por la solemnidad del acto, desfiló del brazo de su marido camino de la ceremonia de investidura, con un rictus amable pero conteniendo su espléndida sonrisa, que no recuperó hasta escuchar el cántico del coro infantil Nieuw Amsterdams Kinderkoor bajo los acordes del organista habitual de la Iglesia Nueva, Bernard Winsemius.

Quizá más ajena a la trascendencia del acto, la princesa heredera, Catalina-Amalia, de nueve años, sentada a la derecha de su abuela, la princesa Beatriz, mostraba un semblante serio y en ocasiones aburrido, hasta que se le escapó, como niña que es, un bostezo.


Pero la gran emoción de Máxima llegó cuando el Rey Guillermo-Alejandro la mencionó durante su discurso: "Tengo el gran apoyo de mi esposa Máxima, que se ha convertido en una holandesa entre los holandeses".

El Rey mantuvo en todo momento una actitud serena que no alteró el calor de la capa de armiño que mantenía ligeramente retirada sobre sus hombros.

Vestido de frac, el nuevo monarca llevó sobrepuesto el manto de investidura, utilizado desde 1815 por los reyes y reinas de los Países Bajos, y tuvo cerca las insignias reales (el cetro, el globo imperial, la espada real y el estandarte), confeccionadas por orfebres holandeses en 1840 y que simbolizan el poder y la dignidad del rey.

Mientras, la ya princesa de los Países Bajos, con un gesto complaciente y de orgullo escuchaba de su hijo, el Rey, las palabras que tenía guardadas para ella: "Mi madre ha sido monarca, esposa, madre e hija, y no ha fallado en ninguna de sus responsabilidades", mientras buscaba la mirada azul y cómplice de su madre.

Y si hubo un tono que compartió protagonismo con el naranja, el emblemático color de la dinastía de los Orange-Nassau, ha sido el azul cobalto. Un color referente en la bandera de los Países Bajos.

Tanto Máxima como sus tres hijas, además de la princesa Beatriz, han optado por esa gama del azul para acudir a la ceremonia de investidura. Un cromatismo que despertó la curiosidad y que no era casual.

El diseño que ha elegido la Reina Máxima de Holanda, un elegante vestido en azul cobalto con cuerpo de gasa y bordados, que se cubría con una capa que finalizaba en una pequeña cola, lo que contribuía a darle un porte regio durante la ceremonia de investidura.

Carlos Fuente Lafuente, director del Instituto Universitario de Protocolo de la Universidad de Camilo José Cela y director de Protocolo de la Fundación Príncipe de Asturias, asegura que no es casual la elección de este color ya que el azul forma parte de la bandera holandesa.

"Se trata de algo premeditado, un color con el que se intentan simbolizar dos cosas. Primero, indicar que este cambio entra dentro de un proceso de normalidad en un país establecido; y segundo, aportar una idea de unión generacional: de madre -la princesa Beatriz vestía de azul- a hijo, a través de su esposa, y de las ya princesas para darle continuidad" a la dinastía.

Fuente destaca que el azul es un color muy "utilizado" de una manera común lo que da "cercanía" a la población; habla de "nacionalidad, la holandesa" por estar en su bandera, teniendo en cuenta de que "hablamos de una reina que no es natural del país, pero que ahora se siente como tal".

"Es una manera de decir yo soy holandesa como mis hijas" y añade que se trata de una "idea muy original".

El director de la Escuela Internacional de Protocolo, Francisco Merino, cree que "la Reina Máxima eligió en primer lugar la diadema que pensaba llevar un día como hoy, y a partir de ahí decidió el tono de su vestido".

Una impresionante tiara con zafiros azules y brillantes coronaba la cabeza de la nueva Reina de los holandeses, que combinaba con un juego de pendientes con las mismas piedras.

Catalina Amalia, la princesa de Orange, llevaba de la mano a sus hermanas menores, Alexia y Arianne. Las tres cambiaron sus vestidos amarillos de la mañana por otros azules.

En esta ocasión, pequeños detalles en el cuello marcaban la diferencia entre los vestidos. "Yo creo que ir vestidas con el mismo color que su madre ha sido un guiño de la reina hacia sus hijas" en un día tan especial, comenta Merino.