"Cada mujer debe tener la oportunidad de decidir sus circunstancias”. Esta afirmación resume la esencia del libro “Ojos llenos de arena”, presentado el jueves en Casa Norberto, en Plaza Las Américas, en San Juan.

Así opina la profesora Marta Jiménez, quien reseñó el texto de Maite Ramos Ortiz ante más de 30 semblantes de asombro en el área de actividades de la librería. 

“Se trata de mujeres que luchan por sobrevivir”, explicó Jiménez sobre las protagonistas de los 13 cuentos que componen esta publicación de la editorial Luscinia C.E. Entre estas se encuentran una chica demasiado inteligente para la mediocridad de este mundo, una adicta a las cirugías plásticas que busca rehabilitarse, una cuidadora abusada convertida en “lolita gótica” –parte de la subcultura japonesa–, una sobrina demasiado conectada a su tía y una desafiadora de los votos matrimoniales.

De ese modo, la publicación inserta la experiencia femenina en un entramado de suspenso, humor, fantasía, travesuras, descontrol, inocencia, una pizca de lascivia y hasta “un poco de morbo”, en palabras de Jiménez. Sin embargo, esa no fue la intención.

“No fue a propósito. Es un tema que (yo) trabajo mucho, pero se dio, y creo que funciona… Ustedes me dirán”, expresó Ramos Ortiz. La profesora de la Universidad de Puerto Rico en Cayey y en Humacao reveló que tardó casi cinco años en la confección de la obra, primera en una lista de proyectos literarios de la editorial Luscinia C.E.

“Algunos de ellos son productos de talleres. (El cuento) ‘Ojos llenos de arena’ es el que más tiempo me tomó. De hecho, es el más largo… Son años de: ‘¡No quiero volver a ver esto en mi vida!’, y, por su puesto, al año siguiente retomo lo que había empezado a escribir”, relató la mantenedora de www.elucubrando.com. En este blog, se encuentran detalles de las próximas presentaciones y lugares donde conseguir el libro.

Curiosamente, Ramos Ortiz descartó publicar su “opera prima” en formato cibernético. “El libro tradicional me permite ir más allá. No tengo que quedarme en 400, 500 palabras”, justificó al mencionar los límites que impone la web si un/a bloguero/a desea capturar al público. Además, enfatizó en que, durante el proceso creativo, retuvo el control de su tiempo. Así, descartó seguir al pie de la letra “esa disciplina de que hay que escribir 20 minutos todos los días”.

“Sí, yo sacaba los 20 minutos, pero para pensar, y eso también es escribir”, apuntó ante las miradas atentas de estudiantes, colegas y curiosos que visitaban Casa Norberto.

A fin de cuentas, ella también decidió sus circunstancias. Ahora, les tocará a las lectoras y lectores adueñarse de las suyas cuando se enfrenten al arcoíris de interpretaciones que permite “Ojos llenos de arena”.