Un largo papel blanco en medio de la calle San Sebastián con cientos de dibujos a colores y una decena de carpas con libros en la plaza San José, anunciaban que algo diferente ocurría en el Viejo San Juan.

Y es que este sábado se celebró en la ciudad amurallada el segundo día del Festival de la Palabra y La Campechada, dedicada al artista, poeta y exprisionero político Elizam Escobar. El evento cultural logró llenar de arte las calles del casco antiguo para el disfrute de toda la familia.

El público disfrutó desde temprano en la mañana de esta festividad que contó con la presencia de Escobar, quien según diversos artesanos y artistas, se paseó por las calles, saludando y agradeciendo el homenaje. Los asistentes pudieron caminar cómodamente por la festividad que contó con talleres de pintura para niños y niñas, presentaciones de libro y actuaciones artísticas, que se llevaron a cabo en la Plaza del V Centenario.

(vanessa.serra@gfrmedia.com)

“Mi hijo mayor me dijo del evento del libro y como él vino con una amiga, pues yo decidí venir con mis otros hijos. Y te digo que es la primera vez que vengo y me ha encantado. Encuentro que es una actividad atractiva porque los niños se divierten y expresan lo que ven y lo que sienten”, comentó Nereida Molina, residente de Carolina, quien acudió al festejo con sus hijos de 17, 12 y dos años de edad.

Cerca de Nereida, estaba Idamis Pol, quien apreciaba las obras que creaban sus hijos Carolina Rivera, de tres años, y Ángelo López, de 14. Destacó que se topó con el evento de casualidad cuando iba de camino a visitar El Castillo del Morro.  “Me parece una actividad muy linda, espectacular, y para los niños ni que se diga. Es algo muy bonito”, opinó, a la vez que señaló que lo más que le llamó la atención fueron las actividades para los niños. “Que la mitad de una calle esté cerrada para que ellos pinten y expresen sus ideas y su arte, eso es espectacular”, agregó.

Tanto Nereida Molina como Idamis Pol desconocían que el evento de La Campechada se le dedicaba al artista Elizam Escobar, pero dijeron que iban a buscar información al respecto. Los artistas y artesanos, en tanto, tenían muy presente al gran homenajeado con cuadros, camisas y diversos objetos alusivos a él y a su obra. Entre ellos destacaba el artista Miguel Morales Ávila que improvisó un taller de serigrafía en plena calle San Sebastián para hacer un cartel en homenaje a Elizam. “Me parece tremendo que esta Campechada se le dedique a él porque es importante que estos homenajes se hagan en vida y no esperar a que el artista muera”.

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Tania Morales, artesana y artista, por su parte, comentó que el propio Elizam Escobar había ido mesa por mesa agradeciéndoles a los artistas el estar allí. “El tipo es un roble porque a pesar de su enfermedad (cáncer) ha venido mesa por mesa a saludar”, señaló. La artesana, por otro lado, aplaudió el que el Festival de la Palabra y La Campechada se celebren de forma conjunta porque entiende logran la unión de diversos sectores y grupos.

La artista Concepción Echazábal, quien dibujaba con concentración en pleno bullicio, manifestó que una de ventajas de esta gran fiesta cultural es que les da el espacio a los artistas para exponer su trabajo y crear nuevos enlaces.

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En la Plaza San José, en tanto, diversos libreros atraían compradores con el don de la palabra. Algunos asistentes ojeaban títulos nuevos, mientras que otros repasaban clásicos que también se destacaban en las mesas. Escritores como el puertorriqueño Manolo Núñez Negrón, ganador del premio Nuevas Voces que otorga el Festival de la Palabra, destacó que la acogida del público había sido muy buena. Mientras que la poeta y cantante peruana Susana Baca solo tenía palabras de agradecimiento para los puertorriqueños, quienes el viernes en la noche, disfrutaron de su concierto en la Plaza del V Centenario.

Otro espacio que estaba lleno de color era la Escuela de Artes Plásticas y Diseños de Puerto Rico, donde 49 artistas construían un mural en homenaje a Elizam Escobar, también habían actividades en la Librería del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Y así, en cada espacio a donde se miraba había letras, poesía, danza, actuaciones, exhibiciones en fin, diversas manifestaciones culturales que despertaban la curiosidad y alimentaban el alma.