Proeza ecológica: entre el hombre y la naturaleza
Los espacios abiertos, la naturaleza intacta, la luz natural, la carencia de pasillos, los balcones y las puertas que se abren al entorno son algunos de los detalles de la casa <em>duplex</em>.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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Con sólo mirar las fotos cualquier apasionado de la naturaleza y la belleza del paisaje desearía pasar unas vacaciones, o por lo menos un día, en la Casa Joffre, disfrutando del cantar de los pitirres, un breve paseo para recoger frutos frescos o simplemente descubriendo las particularidades de la estancia, reconocida en el 2006 por el Instituto Americano de Arquitectos (AIA) por sus siglas en inglés.
Los espacios abiertos, la naturaleza intacta, la luz natural, la carencia de pasillos, los balcones, la ventilación cruzada y las puertas que se abren al entorno a la vez que cierran la casa, son algunos de los detalles de la casa duplex, construida en el 2005.
La estructura simula el estilo de vivienda de décadas pasadas y su edificación, según comenta su creador, el arquitecto paisajista Elio Martínez-Joffre, sigue reglas artesanales y “es antagónica a todas las urbanizaciones”, dice vía telefónica en entrevista con HOGAR Y CONSTRUCCIÓN. “Los espacios privados abren a los espacios sociales y se reinterpreta el medio punto de manera perpendicular como elemento de trancisión, es bien fluida... no tiene pasillos, el pasillo significa urbanización”, explica el también profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras.
Este proyecto representa para su autor un sueño materializado, y como primer principio ecológico, apunta Martínez-Jofre, la unidad impacta lo menos posible la esencia del lugar porque “la casa se acopió y la vegetación se mantuvo”.
Es que se trata de una casa ecológica y no necesariamente una sostenible, como la “casa ausente” creada por el arquitecto Fernando Abruña.
Aquí faltan las tecnologías como el sistema de recogido de agua de lluvia, los paneles fotovoltaicos o los inodoros de composta, pero de lo que no carece es de una construcción con sentido común donde se les saca partido a la luz natural y otros elementos para incorporar funcionalidades a la edificación.
“La piedra que se utilizó en las escaleras y la terraza se extrajo de las excavaciones que se realizaron en el lugar para construir los cimientos de la casa”. Igualmente, se requirió de las bondades del “terreno que tenía mucha piedra fragmentada y ahora están allí como se sacaron”. El techo alto para mayor ventilación, la madera de los pisos y la cocina abierta con un counter en cemento rústico son otros de los detalles de esta casa, que comparte diariamente Martínez-Joffre con sus hijos Emiliano, Alejandra y Elio “Dwek”, su nuera Michelle y su nieto Shakeim, que lo visita ocasionalmente.
“Es una vida bien chévere, cada quien está en lo suyo y nos encontramos en las áreas comunes, con tranquilidad y respeto entre lo que nos toca hacer”, concluye satisfecho Martínez-Joffre, quien también subrayó lo cuesta arriba que se le hizo obtener el financiamiento para este tipo de proyecto.
DATOS IMPORTANTES
- Casa Joffre se construyó en un periodo de 9 a 10 meses.
- La inversión aproximada osciló entre $70,000 de materiales y $50,000 de mano de obra.
- La estancia se edificó en un terreno de 1,500 metros y está ubicada en Cupey Bajo.
- Martínez-Joffre tiene planes de añadir un huerto para el consumo doméstico.
- El premio de la AIA dado en el 2006 fue Honor a Obra Edificada.
- El área del estacionamiento está hecha de piedra triturada.