“Tú sabes lo que es levantarte todas las mañanas y escuchar la voz de tu doctora, dentro de tu cabeza, diciéndote ‘tienes cáncer….tienes cáncer’. Es bien difícil, porque la gente te dice ‘vas a estar bien’, pero... ¡tienes cáncer!”

Hace ocho meses éste fue el diagnóstico que recibió esta joven humacaeña,  Coralys Passapera, luego de examinarse una “bolita” que ella se palpó debajo de la axila. Aunque en aquel momento ni en la mamografía ni en el  sonograma aparecía de forma precisa la lesión, luego de otros estudios adicionales le diagnosticaron un carcinoma ductal invasivo, este tipo de cáncer se encuentra en los conductos mamarios y contamina el sistema linfático.

Cuando la joven de 33 años recibió la devastadora  noticia en la oficina de  quien era su doctora en aquel momento, estaba sola y sintió que el mundo se le venía encima. Tanto así, que no puedo entender lo que la doctora le explicó así que salió de allí sin rumbo, llorando, muerta del miedo, temblando y caminando.

Una vez recobró las fuerzas,  reunió a su familia y le dio la noticia: tenía cáncer. La semana siguiente volvió a la oficina de la doctora  acompañada de  un familiar y la doctora le explicó que le extirparían un seno, pero que  la enviaría a un oncólogo quien le daría las quimioterapias.

A Coralys no la convenció esa explicación.  Así que se movió al hospital Auxilio Mutuo y se puso al  cuidado de la oncóloga,  doctora Viviana Negrón. Coralys dice que fue la doctora Negrón quien le dio la confianza que ella necesitaba en  esos momentos. “La doctora Negrón es como un ángel para mí. Durante tres horas   me  explicó lo que tenía”, indica Coralys. Después de ese encuentro, la joven entendió lo que procedía clínicamente de ese día en adelante.

Una vez se hace una biopsia en ambos senos,  de 22 nódulos, uno salió positivo. Para ganarle tiempo a la enfermedad, Coralys quiso empezar lo antes posible con las quimioterapias. Para esto contó con el apoyo total e incondicional de su familia, que se encargó de sus hijas de nueve y 11 años,  y la ayuda de su amiga Kalia Morales. Esta última cerró su casa, le pidió a sus padres que le ayudaran con el cuidado de su hija de 14 años, y desde ese momento, se dedicó día y noche a cuidar a Coralys en el proceso de quimioterapia.

“Yo salía como una loca de las quimioterapias. Alucinaba”, recuerda la también terapista del habla. En ese momento, la joven  optó por el tratamiento más agresivo porque como ella dice “trago amargo, se pasa rápido”. Luego de cada quimio, tenía que hidratarse por vena en su casa. Pero su  viacrucis no terminaba.  Al cabo de unas semanas, la quimioterapia, le provocó una pancreatitis. Como no podían darse el lujo de parar los tratamientos de quimioterapia ya que el  cáncer estaba bien agresivo, el equipo médico decidió operarla lo antes posible.

Fue el 26 de mayo cuando Coralys se estaba dando una segunda oportunidad para vivir. Finalmente, se le realizó una  mastectomía y como, según el patólogo, no tenía los nódulos linfáticos comprometidos,  se le colocaron unos implantes que se llenan poco a poco con agua salina a través de unos ductos.  Éstos estiran poco a poco la  piel, hasta que llegan al tamaño deseado.

Luego de la operación, comenzó nuevamente la sesión de quimioterapias que había quedado interrumpida por la pancreatitis. Actualmente, Coralys se encuentra en remisión. Cada 21 días se somete a un tratamiento  y todos los días toma Tamoxifen, un medicamento  de mantenimiento por cinco años. El próximo mes de diciembre, Coralys entrará a la sala de operaciones nuevamente,  pero ésta  vez será para la reconstrucción de sus senos.

Con una sonrisa a flor de labios y profesando  una fe inquebrantable, Coralys puede hablar ahora de aquellos días de incertidumbre cuando se preguntaba una y otra vez que sería de sus hijas si ella llegaba a faltar. Sin embargo, eso quedó atrás. La joven vive día a día esperanzada en ver crecer a sus retoños. “Yo veo el amanecer todos los días y doy gracias porque estoy viva. Antes con el ajoro de vida, yo no veía eso. Veo la vida desde otra perspectiva. Si falto, que me recuerden como una mujer que luchó por estar bien”, indica Coralys a la vez que se mira y se le iluminan los ojos  y se le escapa una carcajada cuando ve su nueva imagen reflejada.

Bella ante todo

Las quimioterapias, según los pacientes de cáncer, son la parte más dolorosa durante todo el proceso. Es una lucha constante entre el dolor físico y el mental. Aun después de haber pasado por lo más fuerte entre la mastectomía, la pancreatitis y las quimio, Coralys dice que se le hacía difícil mirarse al espejo y ver en lo que se había convertido.

Si existe algo de lo que presumimos nosotras las Lolas, es de nuestra apariencia. No importa qué, queremos vernos bien, regias y contentas. Precisamente Coralys se miraba al espejo y notaba que ya no la acompañaba su larga y abundante cabellera  marrón.

“Cuando empezaron a darme las quimioterapias, esas primeras noches, cuando me despertaba, le preguntaba a mi amiga Kalia: “¿tengo pelo todavía?” recuerda Coralys sonriendo. Cuando se dio cuenta de que pasaría lo inevitable,  con lágrimas en los ojos, llamó a una de sus amigas, Yacelin Figueroa quien además es su peluquera. Le pidió que le cortara lo poco que le quedaba. Ante su desesperación, su mamá le dijo que fuera a la tienda Tip-Top y se comprara una peluca. La que ella quisiera. Que no escatimara. La joven indica que ante esta situación, en medio del proceso de aceptar su condición, es sumamente doloroso el mirarse al espejo y verse sin cabello.

Sentada en la silla de la tienda y frente al espejo, ahogada en llanto, su amiga Yacelin le midió cuantas pelucas pudo. Coralys reconoce que nada le gustaba. No porque no le quedaran, era más bien el proceso por el que estaba pasando. Así luego de algunas horas, se decidió por una peluca de pelo  largo, parecido al cabello que tenía antes del tratamiento.

Al cabo de algunas semanas, Coralys se sentía mejor, al menos con su peluca. Sin embargo, acepta que no es fácil. Pero prefería estar con la peluca, y más delante de sus niñas, a quienes le encantaba verla con el pelo.

“Mis niñas se la ponían y relajábamos un rato”, indica la joven madre. Pero lo que muchas pacientes de cáncer no saben  que hay otras alternativas a la peluca: las extensiones. María Núñez  (Laly) e una estilista con 15  años de experiencia en el campo de la belleza, especialmente con pelucas y extensiones. Y como un ser espiritual, como ella misma se describe, tiene el don en sus manos de crear belleza a quien se pone en sus manos. Laly indica que una de las ventajas de las extensiones es que se siente como su propio cabello.

La persona puede ir a la playa, dejar que el viento le acaricie sus greñas y su pelo se quedará en su lugar. “Cuando alguna cliente me llama, yo le pido ver una foto de cómo era antes para ver como era y hacerle una imagen lo más parecido a su look”, indica la estilista, quien tiene su salón de belleza en su casa. Asimismo, ese día saca el tiempo necesario para atender sólo a la paciente, para mayor  privacidad. Una vez finaliza el trabajo, le explica cómo tratar su nuevo cabello y los cuidados que debe tener.

Para esta sesión, Coralys salió de Tip-Top con su autoestima por las nubes, sintiéndose bella y queriéndose llevar el mundo por delante con su nueva imagen. “Me siento bella. ¡Como J.Lo!”, dijo la joven entre coquetas carcajadas.

Si consideras las pelucas y las extensiones como una alternativa, puedes ir a Tip-Top en el 1106 en la  avenida Jesús T. Piñero y puedes llamar al (787) 781-5617. Si quieres comunicarte con la especialista de belleza  María Núñez (Laly), puedes llamarla al 787-549-5479.

En las malas...

En el camino que recorremos, muchas veces conocemos personas que llegan a nuestras vida con un propósito. Pero esto lo desconocemos hasta que llega ese momento.

Ese es el caso de Kaliam Morales, quien se ha convertido en la sombra de Coralys. Esta amistad que nació hace tres años, cuando   Kaliam fue   la  maestra de sus hijas, se ha convertido en el pilar de Coralys durante todo el proceso. Fue a Kaliam una de las primeras personas que ella le dijo lo que estaba pasando.

Ante la angustia, le pidió que nunca la dejara sola. Kaliam se lo prometió. Y así lo ha hecho. Desde que le diagnosticaron el cáncer de seno, su amiga recogió lo necesario, cerró su casa y se mudó a casa de Coralys. “Yo tengo una hija de 14 años y yo hablé con mis papás y le pedí que me ayudarán con el cuidado de mi hija, para yo poder ayudar a Coralys.

Pra mis papás, Coralys es una hija más. Ellos siempre me preguntan por ella”, dice Kaliam con el corazón en la mano. Y es que Kaliam ha estado junto a su amiga desde el diagnóstico, durante el proceso más fuerte de las quimioterapias y hasta hoy día que Coralys retoma su rutina poco a poco. De hecho, fue Kaliam quien sometió a su amiga para que fuera una de nuestras Lolas de portada. Asimismo, Kaliam se convirtió en más que una amiga para Coralys, en una hermana.

“Yo he estado con ella todo el tiempo y le prometí que no la dejaría sola. Es que ella es la única mujer en la familia. Los demás son varones y no es lo mismo”, asegura Kaliam, quien ha dividido su tiempo entre su trabajo como maestra, sus estudios nocturnos y el cuidado de su amiga del alma.

Según Coralys, es Kaliam la que se amanece con ella cuando sufre los efectos de la quimio, la que ha estado a su lado las veces que ha estado en el quirófano y nadie mejor que ella la entiende cuando está en sus peores días.

Su misión: bella por fuera y por dentro

Otro ángel que llegó a la vida de Coralys hace ocho años, pero nunca pensaron que pasaría por este proceso fue Yacelin Figueroa.

Además de ser amigas, Yacelin es quien le arregla el cabello a Coralys, así es que esa amistad trascendió las paredes del salón de belleza y hoy  Yacelin se ha convertido en el  “otro brazo” de Coralys. La experiencia de medirse las pelucas, fue precisamente con Yacelin, quien siendo su estilista, ya sabía qué tipo de peluca le asentaría. Sin embargo, como su amistad se ha convertido en una relación de hermanas, Yacelin confiesa que fue una experiencia traumática para ambas. No tanto el hecho de ponerse una peluca sino de saber que su amiga tenía cáncer.

Coralys admite que es su amiga quien se encarga de levantarle el ánimo cuando peor se siente. “Ella me maquilla, me busca la vuelta… Hace lo que sea porque yo me sienta bien los días que mi ánimo está por el piso”, asegura Coralys a quien ella  considera  su amiga y hermana.