"Son residuos de evaporaciones ocurridas hace 250 millones de años que, luego de capturar la energía fotónica del sol, han sido sometidos a inmensas presiones por antiquísimos plegamientos”, explica M. Carolina Geisse, de Bazar Natural, al describir la poco conocida sal rosada.

Según cuenta la historia de esta sal, que relata la experta en productos naturales, las transformaciones biotectónicas imprimieron un particular patrón energético en su estructura cristalina y, además, está libre de contaminaciones. “La sal rosada es un alimento complejo lleno de propiedades depurativas y que equilibran el organismo. Se obtiene de los yacimientos que sólo existen en cuatro partes del mundo: Himalaya, Polonia, Perú y Bolivia”, afirma. 

Comenta que se extrae en forma de rocas de gran tamaño, que son limpiadas y lavadas, y que en el proceso se reducen a tamaños menores de cinco centímetros, aproximadamente, para finalmente llegar al gránulo más fino para ser usada, por ejemplo, como sal de mesa. Para saber, la diferencia principal que tiene con las sales marina y de mesa yodada, es que la rosada es más sana porque no tiene tratamiento químico de secado ni adición de yodo.

“Cuando ingerimos sal rosada estamos consumiendo en conjunto de 84 elementos en baja concentración y perfecta cristalización, por lo que el organismo los metaboliza con más facilidad y los aprovecha mejor, sin realizar esfuerzo alguno y además, se necesitan muy pocas cantidad para salar un alimento”, explica. 

Los beneficios 

Entonces, al contener 84 oligoelementos, a diferencia que la sal común que sólo tiene dos, la volvería ideal para el tratamiento de ciertas afecciones, como arritmias, presión arterial alta, niveles elevados de azúcar en sangre, baja de libido, acidez, congestión nasal, insuficiencias renales, disminución del tono muscular y los niveles bajos de serotonina y melatonina. 

También se asegura que purga o limpia el tejido conjuntivo, estimula sistema inmune, y el drenaje de toxinas, ayudando a adelgazar y eliminar metales pesados. Y, se dice además, que mejora el estado del ánimo y brinda mayor niveles de energía.  En ese sentido, M. Carolina Geisse menciona que sirve en tratamientos complementarios para la psoriasis, herpes, hongos, artrosis, insomnio, mareos, osteoporosis, personas con desbalance electrolítico en la sangre, retención de líquidos y sinusitis. 

Tema aparte y área del chamanismo ancestral, son las “curas de salmuera” que se usan también desde tiempos remotos para sanar ampollas, infecciones recurrentes, acné, reumatismo, mordedura de insectos, heridas y pies fríos. 

La receta es colocar 10 gramos por cada litro de agua. No enjuagar y secar con toalla. 

Para consumirla hay varias posibilidad. Una es usarla como la sal común, es decir como aliño directo sobre las comidas crudas cocidas, espolvoreándola en frío sobre la comida, y al cocinar. Pero ojo, que no se debe someterla a más de 40 º C. 

Su sabor es muy distinto al de la sal común, pues solo es salada, no se siente ningún otro sabor, como el del yodo adicionado en la común. La pueden usar toda clase de personas, pero no debieran consumirla aquellos que se les ha prohibido, médicamente el consumo de toda clase de sal. 

También se puede usar, de acuerdo a lo que dice Geisse (una de las pocas personas que importa la sal al país), en caso de insomnio, desbalance de minerales en la sangre, calambres, retención de líquidos, estreñimiento, tomar en ayunas una cucharadita de sal rosada al día.

Si hay dolor de garganta, hacer gárgaras con salmuera templada. Incluso, serviría para los mareos colocando un saquito con sal como collar.