Nuestros niños son expertos en esto de la tecnología. Les soltamos un celular con apenas tres años de edad y ya juran que capturan nuestros mejores ángulos (not). Les prestamos una tableta y se vuelven expertos del touch screen. Les decimos que tienen que esperar a que la película en la TV termine y es como si los hubiéramos regañado, porque claro, ellos saben que el botón de forward está hecho para usarse al máximo.

En fin, nada de pasar trabajo y aburrirse; están acostumbrados, más que nosotros, a la inmediatez, a los colores brillantes y a interactuar con todos.

¡Ay de ellos si supieran lo que nosotros y generaciones anteriores tuvimos que pasar con el monísimo teléfono de disco! Era chulísimo hasta que teníamos que esperar a que la rueda girara otra vez y ¡por completo! a su posición inicial para marcar los otros ¡seis dígitos! Sí, antes por lo menos no se requería código de área y, aunque sea en eso, podemos decir que ganamos.

Ahora, los discos  que de seguro muchos de nuestros niños quisieran usar como “frisbee”, son “gemas” de gran valor para los eternos coleccionistas.

¿Una máquina de escribir en casa?  A mediados de los 90, seguramente, algunas casas boricuas soñaban con el fuerte sonido de uno de estos ejemplares. Nada que ver con los silenciosos teclados de ahora.

Los celulares análogos llegaron para... irse.  Si alguien anda con uno de esos es muy probable que pida perdón antes de usarlo o justifique su existencia con un “es que los celulares de ahora no duran, este lo tengo desde del 2005 y míralo está igualito”. ¡Sí, pepe!

Los lindos teléfonos de discado,  que si venían en colores llamativos mucho mejor, serán piezas de colección que nuestros niños solo verán en museos o en el cuarto de las antigüedades de la abuela. Sin dudas un buen ejemplo para que sepan las torturas a las que sus padres fueron sometidos desde pequeños. ¡Qué no se quejen!

Televisores en blanco y negro  con control de rueditas manual, al que también, para abonar a la escena de terror, había que darle par de golpecitos cuando la imagen (en blanco y negro) no se veía como se suponía. De eso se trataba una de nuestras tardes cuando nos refugiábamos en el TV de reemplazo.

Y ustedes,  ¿recuerdan otro artículo de antaño? Puedes opinar y dejarnos saber tu experiencia.

Aquellos artefactos que fueron parte de nuestra evolución hasta llegar a lo digital.