Cada año, alrededor de 6 millones de personas en el mundo, incluyendo a los adolescentes, se infectan con el virus del papiloma humano (VPH). Así lo afirma la doctora Josefina Romaguera, ginecóloga y facultativa de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la UPR.

Este virus “es muy común que se contagie entre las personas cuando tienen contacto sexual”,  explica la galena. Existen varios tipos de VPH, sin embargo, normalmente se dividen en dos categorías: bajo riesgo o alto riesgo.

De acuerdo con la doctora, los VPH de bajo riesgo tienden a causar verrugas genitales. Por otro lado, los VPH de alto riesgo pueden provocar algunos  cánceres como el del cuello uterino, de ano, vulva, y vagina, en el caso de las mujeres.  También puede conducirse a cáncer de garganta, y otros cánceres como el de ano y pene, en el caso de los hombres. 

La mayoría de las veces, este virus no muestra síntomas más allá de las verrugas genitales. Por tal razón, la ginecóloga recalca a las mujeres la importancia de realizarse la prueba del virus junto con la prueba del papanicolau, entre las edades de 30 a 65. De esa manera, se puede identificar si tiene el virus o no y, si es así, tratarlo con cremas, soluciones o terapia médica que requiera, dependiendo la situación.

LA VACUNA COMO PREVENCIÓN

Para evitar contagiarte, la ginecóloga indica  que el uso correcto y constante del condón puede reducir la transmisión de VPH. No obstante, ya que las partes que no están  cubiertas por el preservativo pueden infectarse por el virus, este método no elimina todo riesgo  contra la transmisión de infecciones. Por tal razón, la especialista   recomienda vacunarse contra el virus del VPH, y así disminuir el porciento de riesgo de infectarte.   

De acuerdo con la experta, las estadísticas demuestran que las vacunas previenen en un 70%  la posibilidad  de contraer cáncer, y en un  90% el desarrollo de verrugas genitales.

“Se recomienda que los preadolescentes, tanto varones como mujeres, se pongan la vacuna del virus de papiloma humano a la edad de 11 o 12 años, de modo que queden protegidos antes de que se expongan al virus”, recalca la doctora Romaguera 

La ginecóloga explica que la vacuna  se administra en tres dosis. La segunda dosis se debe poner uno o dos meses después de la primera y la tercera dosis se debe administrar seis meses después de la primera. Para asegurar la mejor protección, la especialista recalca la importancia de que se concluya por completo el protocolo  de las tres dosis.

“Si su adolescente no se ha puesto la vacuna todavía, hable con su médico para que se la ponga lo más pronto posible”, recalcó  Romaguera.