Al parecer, la existencia de mujeres amas de casa podría estar perjudicando la inserción igualitaria de sus pares al mercado laboral. Al menos así lo explica un largo estudio que asegura que, dependiendo de la estructura matrimonial de un hombre, este tendría una mejor o peor visión de sus colegas femeninas y de los posibles ascensos o aumentos de sueldo que podrían lograr ellas.

Se trata de cinco estudios que utilizaron distintas metodologías, utilizando a 993 hombres heterosexuales y casados, que concluyeron que aquellos cuyos matrimonios eran más “tradicionales” –es decir, aquellos en los que solo ellos son los proveedores económicos del hogar- tenían una visión menos positiva de las mujeres trabajadoras.

No solo eso, los mismos sujetos cuyas esposas eran dueñas de casa, solían presentar una opinión negativa de las empresas que contrataban a muchas mujeres. Y qué decir de las compañías que eran lideradas por una mano femenina. 

Peor aún, este tipo de sujetos solían negar un ascenso de cargo a las trabajadoras mujeres, tomando decisiones que solían entorpecer el avance de ellas en sus carreras.

Pero no se trata de que este tipo de hombres sean malos y mucho menos misóginos, tal como lo explicó una de las autoras del estudio, Sreedhari Desai, profesora asistente de la escuela de negocios de la Universidad de Carolina del Norte.

Según señaló, este tipo de actitudes suelen darse de forma inconsciente, por más que los hombres que las tengan sean buenos padres y esposos.

Ya en el año 2012, y a propósito del avance de este estudio -que terminó siendo publicado en marzo pasado en Administrative Science Quarterly- Desai explicó en The Atlantic: “Una de las razones por la que no hay muchas mujeres en altos mandos es quizás porque los hombres que dirigen un lugar tienden a ser benévolos sexistas, y suelen ver a las mujeres como personas que hay que proteger de los riesgos y el peligro. Ellos probablemente creen que las mujeres son seres frágiles a los que hay que cuidar, que prefieren quedarse en la casa criando hijos y que no quieren arriesgarse en un cargo laboral más exigente”.

Lejos de creer que se está discriminando a una colega femenina, Desai explicó que aquellos que suelen tener pensamientos así tienen una visión de las mujeres como personas que hay que poner en un pedestal y a las que no se les puede exigir a la par que a los hombres. 

Tal sería la influencia de los matrimonios en la manera de ver la integración igualitaria de las mujeres, que según la investigación de Desai, aquellos solteros que se casaron con mujeres dueñas de casa solían considerar gradualmente de forma negativa el papel femenino en los trabajos, mientras que los que se unieron a esposas que trabajaban fuera del hogar, veían cada vez con más buenos ojos el poder laboral de ellas.


Fuente: emol.com