Llegas al salón de clases con muy altas expectativas. Pasan los primeros días y luego te das cuenta que  la clase no era lo que esperabas. Ni la dinámica ni  el profesor te retan a dar el máximo. Entonces, ¿qué haces? ¿Cambias de clase? ¿Te das de baja? Tienes unas opciones pero hay solo una que te ayudará a agarrar el "toro por los cuernos" sin la necesidad de salir huyendo: buscar orientación. 

Esta situación el estudiante la puede vivir tanto en la escuela como en la universidad, asegura Gianfranco Mascia, consejero de   Columbia Central University en Caguas.  Indica también que hay que tener en cuenta y discernir si verdaderamente el estudiante no se siente retado por motivos exteriores o porque realmente el profesor no lleva la clase al nivel esperado por el estudiante. 

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"Dentro de la consejería a nivel académico, (como consejero) trabajo  primero con el estudiante y estudio las diferentes áreas de aprovechamiento, los intereses ocupaciones del estudiante y evalúo cómo están los aspectos emocionales y espirituales", explica Mascia cuando intenta construir un perfil del estudiante, como primer paso."A veces el estudiante dice que no se siente retado pero, cuando se investiga a fondo,  uno descubre que hay aspectos en emocionales en deterioro", indica el consejero.

Paso a paso

Así que, como primer paso, Mascia indica que lo importante es que una vez el estudiante identifica su situación, se dirija a donde su  consejero o centro de consejería de su universidad. "En el escenario académico, en lo personal,  me gusta trabajar con el modelo constructivista. Con este se puede conocer la historia de vida del estudiante", dice el consejero y explica que con este modelo se motiva al estudiante  a apoderarse de su vida estudiantil para que se convierta en  un ente activo. 

Una vez se descartan que el rezago académico  por desánimo o entorno social, también se evalúa el modo de enseñanza y el ambiente en el salón de clases.    

Luego de dar el primer y segundo  paso, el tercero es poner los consejos en  acción, o sea, establecer metas a corto plazo. Según Mascia, entre estas metas a corto plazo se encuentra si el alumno necesita reforzar unas destrezas en específico o crear hábitos de estudio.  En cualquiera de los dos casos se le da "coaching" al estudiante para que logre su meta.  Esto ayuda  al estudiante para que sea pro activo en el proceso de aprendizaje. 

Es decir, crear hábitos de estudios, y si es necesario, durante el proceso,  ofrecerle ayuda y consejería a nivel académico.  "La idea no es retener un estudiante  y que este obtenga un grado de la mano del consejero. Es darle las herramientas y la ayuda para sobrepasar los obstáculos para cuando salga al mundo laboral",   concluyó Gianfranco.