El reciente suicidio del comediante estadounidense Robbin Williams ha conmovido a colegas y audiencias a nivel internacional. El que se apague de esta forma repentina y violenta la chispa de un talentoso actor cuya especialidad era hacernos reir, ha provocado una amalgama de reflexiones en los medios y redes sociales sobre cómo, sumido en una profunda depresión, este hombre continuaba trabajando, y sobre las cuestionables capacidades de quienes deben ser un círculo de apoyo para el paciente de trastorno depresivo.

Tal vez sean cuestionamientos que todo patrono y empleado debería hacerse en este momento. Sobre todo considerando las estadísticas del Departamento de Salud de Puerto Rico sobre casos de suicidio, que muestran que las edades con mayor frecuencia de casos pertenece a la clase trabajadora.

Entre enero y junio de 2014, en nuestra Isla se han reportado 99 suicidios. En el 74% de los casos las víctimas tenían entre 25 y 70 años (siendo el grupo de 55 a 59 años el de más alta tasa con un 15%). El 88% de los casos fueron varones y el 79% del total fue por ahorcamiento. Este cuadro muy similar al de la noticia del actor Williams, debe provocar nuestra reflexión.

¿Puede o debe una persona trabajar mientras padece de depresión?

La realidad es que se puede y, en ocasiones, resulta beneficioso trabajar mientras se padece de depresión. La estructura y la motivación que proveen los proyectos de trabajo pueden ser una razón para levantarse. "Si te gusta tu trabajo, este puede dar el sentido de propósito necesario", indica la doctora en psicología industrial y organizacional, Yarizel Rodríguez. Sin embargo, el entorno laboral , con sus exigencias y presiones, si no se sabe manejar, puede generar mucha ansiedad.

El trabajo y sus retos no son causa suficiente para una depresión, pero pueden ser un detonante de estrés para nada bienvenido, si se trata de superar estados depresivos cuyas causas pueden ser tan variadas como complejas.

La doctora Rodríguez subraya que "hay distintos tipos de depresión. Por ejemplo, con una distimia la persona puede seguir siendo funcional en su medio ambiente a pesar de sentir un vacío y carencia de propósito. Independientemente del tipo de depresión, es siempre importante buscar ayuda y mientras más temprano se atiende un sentido de tristeza, más rápido se puede salir de ese estado".

La persona que supera un estado depresivo podría inclusive aportar positivamente a su organización; ha aprendido a reconocer y a manejar los detonantes de estrés en el entorno laboral y personal. Esto, seguramente, le provea modos empáticos y efectivos para manejar retos laborales que le hará mejor persona y mejor empleado.

En última instancia estamos hablando de la necesidad de robustecer la inteligencia emocional y cobrar conciencia de nuestras percepciones. Pues "las emociones son contagiosas. En un ambiente laboral las emociones, sean optimistas o pesimistas, se contagian", dice la doctora.

El  26 de septiembre y 3 de octubre Seminarios Imágen estará ofreciendo el taller Dimensiones de la inteligencia emocional para toda persona que desea o necesita mejorar su vida, su desempeño laboral y relaciones en el trabajo, sus relaciones afectivas y familiares. Información para todos los talleres: 787-724-2548. correo electrónico nfo@seminariosimagen.com

Fuente: Seminarios Imagen