Durante ciertas épocas del año (verano, Navidades), y  ciertos eventos en nuestras vidas (cuido de familiares enfermos, horarios agitados, rutinas escolares y de trabajo), estamos expuestas a que nuestra salud se desequilibre. Enfermamos con más facilidad o nuestras condiciones de salud ya existentes tienden a complicarse. 

Durante estas eventualidades, siempre tenemos una excusa para no cuidar nuestra salud.

Con frecuencia escucho a mis pacientes decir: “no tengo tiempo para comer”, “no tengo tiempo para cocinar”, “no puedo ir a la farmacia”, “no puedo resistir la tentación”, “¡no podía decir que no!”, “todo mi tiempo es para…. (mi excusa)”.  ¡Sí! ¡Todo lo que complica nuestra vida son excusas! Excusas que perjudican nuestra salud,  y cuando enfrentamos estos problemas no pensamos en nuestro bienestar. 

En este principio de año puedes recapitular y tomar el control de tu salud. Elabora un plan que te funcione no importa el “incidente” que te ocurra. Apegarte a este te ayudará a mantenerte saludable y resolver los problemas que surjan en tu vida, sin afectar tu salud. Los siguientes consejos te ayudarán a elaborar un plan para emergencias e imprevistos:

-La base de toda buena salud es una buena alimentación. Comienza por hacer una rutina de tres comidas regulares (desayuno, almuerzo y cena). Hazlas fielmente, jamás las abandones.

-Elabora alternativas de comidas cuando no tengas tiempo de cocinar. Observa y pregunta cómo preparan los alimentos en restaurantes y cafeterías que frecuentas, y selecciona tus alternativas saludables de entre esas opciones.

-Siempre planifica meriendas de emergencia, por si acaso surge algún imprevisto y tienes que mover para más tarde  tu próxima comida. Fomenta el hábito de cargar contigo una loncherita con meriendas. ¡No sabes cuándo te pueden salvar el día!

-Aléjate de las harinas y las comidas rápidas procesadas. Estas tienen de todo en exceso, excepto nutrientes de calidad que te alimenten.

-Prefiere nutrientes reales de los cuales tú sepas su origen. Por ejemplo, es mejor una pechuga de pollo a unos “nuggets” congelados, en los que  la lista de ingredientes está cargada de  sustancias desconocidas y difíciles de nombrar.

-Consume siempre frutas y vegetales frescos en cada comida.

-Lleva tu consumo de agua diario a un  mínimo de medio galón. Si logras un galón diario, es excelente.

-Toma una multivitamina de buena calidad, regularmente, sin suspender. No descuides tus medicamentos recetados y siempre ten al día tus recetas. No esperes a la última tableta para buscar una nueva orden médica.

-Asiste a las fiestas y celebraciones después de haber comido algo. Esto te hará “pecar” menos. Por cada copa de alcohol que bebas, ingiere un vaso de agua; así proteges el hígado, reduces la resaca y al final bebes menos alcohol.

La autora, la Dra. Rocío E. López, es consultora en salud holística. Para más información, puedes visitar medwellnessclinic.com o llamar al 787-743-8583.