Para ser maestras del sistema público, muchas mujeres deben ingeniárselas, poner parte de su sueldo en materiales e invertir en la única apuesta de una mejor sociedad: la educación.

Leislanie Bonilla, de 32 años, se hace eco de esta práctica.

“A veces no se cuenta con los  recursos necesarios, pero no dejo que la falta de ellos y la burocracia del Gobierno afecten los servicios que brindo. Hay un compañero que también coopera y logramos que los estudiantes cuenten con los materiales que se necesitan”, explica.

Su sentido de compromiso con la educación comenzó desde pequeña. Familia de educadores, Leislanie entiende que el valor mayor de la educación es que puede abrir puertas, sobre todo a los niños y jóvenes de escasos recursos económicos, a los que les tiende una mano, desde sus funciones como maestra bibliotecaria.

Ya concretamente hablando sobre la tragedia ocurrida en  Newtown, Connecticut, el viernes pasado, nuestra lola recomienda incrementar la seguridad, equipar a los guardias de seguridad y considerar que una situación similar nos puede afectar. “Tenemos plan de emergencia ante situaciones de terremotos y para desalojo, pero ante una situación como sucedió en Newtown, definitivamente  no estamos preparados”, puntualiza.