En el siglo 21 vivimos mucho más tiempo que en épocas pasadas, la longevidad del ser humano ha ido en aumento. Es por esto que debemos prestar mayor atención al cuidado de nuestros cuerpos para poder disfrutar de una buena calidad de vida por más años. 

Mientras envejecemos nos volvemos más susceptibles a ciertas dolencias comunes en la edad avanzada, y evitando el dolor tendemos a movernos menos. Esto desata un círculo vicioso en el que mientras menos nos movemos,  nuevas y mayores  dolencias surgen. 

El tan repetido consejo de “cogerlo suave” es exactamente lo que no debemos hacer. Hay que mantenerse activo. Mucho tiempo sentado y la ausencia de movimiento reduce flexibilidad, limita rango de movimiento, deteriora las articulaciones terminando muchas veces en artritis, contribuye a la osteoporosis y causa debilidad muscular. 

Una de las principales preocupaciones en la comunidad de edad avanzada son las caídas y las graves consecuencias que pueden traer. Estas caídas se deben a la falta de balance el cual se afecta al estar más tiempo sentado que de pie, y depende grandemente de la fortaleza en las piernas. Una práctica regular de yoga puede ayudar a contrarrestar todas estas dolencias. 

Existen muchísimos estudios en donde se comprueban los beneficios del yoga en personas de edad avanzada, entre ellos mejoría en la postura reduciendo la típica “joroba” (hipercifosis), mayor agilidad al caminar, y más facilidad al alcanzar objetos altos y distantes. Hay otros estudios en donde se comprueba que el yoga en algunos casos logra aumentar la densidad ósea en otros disminuye el ritmo de la pérdida. 

Muchos se preguntarán si ya están tarde para comenzar una práctica de yoga y poder disfrutar de todos estos beneficios y la buena noticia es que no lo están. No hay edad ni requisitos para comenzar ya que existen prácticas apropiadas para todos los cuerpos y todas las edades. El factor determinante para saber cómo y dónde comenzar a practicar yoga lo es el estado físico actual de la persona, cuán sedentaria es actualmente o cuán activa es. Si ya tiene condiciones que le afectan su movilidad hay que identificar cuán limitado está para poder determinar si puede participar de una clase de yoga grupal o si necesita mayor atención como la que se recibe en una clase privada.

 Y nunca olvides que tu mejor maestro está en su interior, escucha tu cuerpo y nunca lo fuerces a hacer algo que intuitivamente sospechas que lo pueda lastimar. Namaste.

Selecciona tu favorita

De poder participar en clases de yoga grupales son muchas las opciones a escoger, entre ellas: 

Yoga Restaurativa: Un excelente punto de partida para alguien actualmente sedentario. En estas clases, con muy poco esfuerzo físico se crea mucha flexibilidad y relajación. 

Yoga en Silla:  Perfecta para personas débiles buscando fortalecerse ya que se utiliza la silla como soporte y eventualmente podría dejar de necesitarla. Esta también es la opción por excelencia para personas en sillas de rueda ya que se ofrecen modificaciones de todas las poses para realizarlas sentados. 

Senior Yoga o Yoga Gentil:   Si se busca algo un poco más activo se puede incorporar a clases identificadas como clases para personas de mayor edad. Estas tienden a ser más activas que una clase restaurativa y no siempre incorporan sillas para sostenerse de ellas, lo cual exige mayor esfuerzo físico. 

Yoga Básica:   Una persona de más de 50 años bastante activa podría incorporarse desde el principio a una clase de yoga básica sin necesidad de que esté diseñada para envejecientes.  Lo más importante es tener una comunicación clara con el maestro. Explica tus condiciones de salud y pregunta si la clase es apta para ti.

Adiós a estos malestares

Otros malestares comunes en la edad avanzada en los cuales el yoga puede intervenir beneficiosamente son:

-Dolores crónicos de espalda 

-Alta presión

-Colesterol alto

-Diabetes 

-Pobre respiración 

-Depresión

 La autora, Lidith Ramos, es maestra de yoga y masajista de Güd Yoga + Massage. Para más información, puede llamar al 787-604-5726.