Son las 8:30 en un puesto de gasolina del área metropolitana. La fila dentro del puesto se ve enorme, no así la cantidad de carros en las bombas de la gasolina. Dentro del local un letrero con luces que prenden y apagan indican la cantidad de 20 millones.

En esa larga fila está Mario sobre excitado con un papel donde lleva escrito ciertos números, algunos son fechas importantes, otros la suma de las fechas de los cumpleaños de sus hijos y hasta su seguro social al revés. Una vez en el cajero ya los ha anotado en el papel asignado para la Loto, juega además Pega Tres y compra algunos cartoncitos para raspar y "ganar". Mario espera poder acertar con alguno de estos juegos por lo que $100.00 dólares no son nada, con lo que podría ganar para recuperar lo antes perdido. Una señora en la fila le dice: "Mario estás gastando mucho en probar tu suerte" a lo que él contesta riéndose: "Eso es jugando".

No solo este tipo de juegos le gusta a Mario, disfruta de las maquinitas que hay en una panadería cerca de su casa y juega caballos los domingos. De esta manera transcurren los días de Mario, una jugadita aquí, una apuesta allá, unos billetitos y los jueves, el gran día, ir al casino.

Mario se siente solo, hace seis años su esposa le pidió el divorcio luego de perder su casa por problemas económicos. Sus hijos están distanciados, le reprochan por el rompimiento de la familia. Sus amigos son pocos, más bien se circunscriben a los que disfrutan de jugar igual que él. Ha perdido muchos, unos porque los engañó para conseguir dinero, a otros les debe y una parte está cansada de que su centro de vida sea "probar su suerte". Esto ha hecho que juegue cada día más.

La felicidad de Mario es de término corto, su emoción culmina con el juego, sintiéndose culpable por no poder parar de hacer lo que tanto le ha costado. La mentira se ha hecho parte de su diario vivir, excusa tras excusa le hicieron perder su trabajo en una empresa privada. Demasiado ausentismo sin causas razonables. Ya sabemos por qué faltaba. Para poder obtener dinero comenzó a dejar de pagar sus cuentas, vender cosas del hogar y finalmente comenzó a hacer patios.

La adicción al juego es conocida por la Asociación Americana de Psiquiatría como ludopatía. Estadísticas de la Administración de Servicios de Salud Mental y contra la Adicción (ASSMCA, 2012) reportan que el 6.4% de la población en Puerto Rico confrontan problemas con los juegos de azar.

La ludopatía es la presencia en un individuo de una conducta de juego persistente y desadaptativa que se reflejaría con 4 o más de los siguientes síntomas (DSMV):

1.    Preocupación por el juego.

2.    Necesidad de aumentar la cantidad de dinero en el juego.

3.    Fracaso repetido en tratar de evitar jugar.

4.    Inquietud o irritabilidad al intentar dejar de jugar.

5.    Utilización del juego para tratar de evadir los problemas

6.    Intentos repetidos por tratar de recuperar el dinero perdido.

7.    Mentir sobre sus actividades relacionadas con el problema.

8.    Pérdida de relaciones por el juego.

9.    Apoyo económico reiterado por la familia y amigos.

Aunque son los hombres los que encabezan las estadísticas de este trastorno, los envejecientes y los jóvenes son la población más vulnerable. Los primeros por la gran cantidad de tiempo de ocio y soledad, los segundos por la novedad del mismo unido a la inmadurez sobre las consecuencias.

La adicción al juego o juego patológico es una enfermedad que debe ser tratada. Él desconocimiento por parte de la población hace hasta cierto punto que se fomente la cultura de jugar y "probar la suerte".

La depresión, la baja autoestima y el deterioro de la familia son concomitantes de esta enfermedad.

Si usted o un miembro de su familia atraviesan por esta situación puede buscar ayuda de forma confidencial y gratuita.

AMMSCA cuenta con líneas de apoyo asistida por profesionales expertos en el área al igual que puede acceder a jugadoresanonimos.org, aquí podrá encontrar ayuda y grupos de apoyo que lo dirigirán a trabajar con su situación.

Tenga en cuenta que los problemas económicos que hoy confrontamos podrían llevarlo a comenzar a tratar alternativas que lo lleven más que a ganar a perder tanto a nivel material como familiar.

No debe sentirse culpable o avergonzado, debe buscar detener una adicción que puede ser fatal.

Si desea coordinar una cita con la Dra. Ingrid Marín Espiet, en su oficina localizada en el área metropolitana puede comunicarse al (787)222-4999.

Para consultas sobre este tema puede hacerlo vía email: imarinespiet@gmail.com