Cada etapa de la vida de un ser humano tiene sus cosas hermosas. La infancia llena de experiencias, el primer paso, la llegada al kindergarten. La adolescencia donde se empiezan a experimentar cambios tanto corporales como emocionales. La adultez temprana donde se comienza la educación universitaria, el primer trabajo formal, la independencia.

Cuando llegamos a la adultez vemos los hijos crecer y disfrutamos de tiempo para hacer cosas que hemos pospuesto. Luego de haber vivido tanto, de trabajar, cuidar y formar un hogar, llega la vejez.

Aida y Maribel son dos hermanas criadas en un hogar donde no les faltó nada, ya que sus padres, Doña Carmín y Don Fernando, trabajaron arduamente, ella como maestra y él como contable en una compañía privada. Con sacrificio pudieron pagar educación privada y tenerlas en deportes.

Hoy, Maribel está casada, con dos hijos y es ama de casa. Aida, por su parte, es divorciada, pero sus hijos ya son independientes, por lo que goza de un poco mas de tiempo libre.

Estas hermanas que durante toda su vida se llevaron bien se encuentran distanciadas por una razón que más que ser un problema, es una situación triste. Don Fernando está encamado hace un año y medio, dado a que su condición de Demencia Tipo Alzheimer lo ha ido deteriorando. Doña Carmín, aunque no posee condiciones de salud que la incapaciten, se dedica en cuerpo y alma a atender a su esposo. Pasa días sin poder salir porquee su única ayuda es de una vecina que se queda “pendiente” de Don Fernando en lo que ella va al supermercado o farmacia. Las citas médicas de Carmín son mínimas aun necesitándolas. No quiere molestar a sus hijas y ellas tampoco se ofrecen mucho a quedarse un rato para que su madre se distraiga o vaya al médico. Aunque colaboran con su madre, la ayuda estriba en comprar las cosas que necesitan, visitar un rato los domingos y cuando su madre tiene una cita, asistirla en el hogar.

Las discusiones entre Aida y Maribel se han suscitado dado que ambas poseen puntos de vista diferentes en torno al apoyo que le deben ofrecer a los que por ellas se sacrificaron e hicieron dos mujeres profesionales. Aida opina que su padre debe estar en un asilo de ancianos donde lo atiendan bien y su madre tenga la calidad de vida que merece. Maribel no está dispuesta a que su padre esté fuera del hogar, y entiende que su madre tiene toda la capacidad y fuerza para cuidarlo.

Estas diferencias entre hermanas han hecho que Carmín se sienta como una carga para sus hijas, y ha verbalizado “esto no es lo que yo esperaba fuera de mi vejez y de mis hijas”.

Como mencione al principio, cada año de vida del ser humano tiene algo maravilloso y la vejez no debe ser diferente. Cuando se llega a la vejez, los hijos se ven la responsabilidad de ayudar a sus padres ante las necesidades que trae la edad y las condiciones que esta trae consigo. En muchas ocasiones, las diferencias en puntos de vista sobre el tiempo o dinero que hace falta para darles calidad de vida, hace que se susciten diferencias y grandes enojos entre hermanos que se llevaron bien toda la vida.

Antes de que la familia se distancie y hayan diferencias imposibles de subsanar, es importante reconocer que todos somos una familia con privilegios y responsabilidades, y que la ayuda a los padres envejecidos es responsabilidad de todos.

Recomendaciones:

1. Dialogue con sus hermanos y familia directa sobre las necesidades de su padre o familiar envejecido.

2. En ocasiones, el auscultar la alternativa de un centro de cuidado no significa que se este abandonando a su progenitor. Las condiciones de salud que tiene deben ser consideradas y el poder ubicar al envejecido en una institución que contenga tratamiento médico y supervisión 24 horas es una opción que le dará calidad de vida.

3. Si la posibilidad económica existe, la contratación de un profesional es una opción para el cuidado en el hogar. El cuidar a un enfermo todo el día es agotador, por lo que es recomendable tener turnos con diferentes cuidadores para evitar “la quemazón” o agotamiento. De esta manera, su padre o madre siempre estará bien cuidado.

4. Todos los hijos son responsables del cuidado del padre y así lo establecen los derechos de las personas de edad avanzada. Se entiende que por diferentes situaciones de trabajo y de vida no es una posibilidad real para todos, de ser así deberá ofrecer el apoyo económico para sustituir el tiempo que le corresponda.

5. Si el cuidado cae en la esposa, la fuerza física, la depresión, el cansancio y la falta de atención a sus condiciones hará que en lugar de un enfermo hayan dos.

6. No discuta con sus hermanos frente a sus padres, eso lo que hará es hacerlos sentir mal y culpables.

7. Mantenga siempre el respeto a los puntos de vista de la otra parte, recuerde que los que los motiva es el amor de hijos y la preocupación por sus padres.

La vejez no debe ser una etapa de vida donde se disfrute de los frutos cosechados a lo largo de la vida. No debemos olvidar que los envejecidos necesitan amor, compañía, apoyo y en ocasiones supervisión. Las personas de la tercera edad tiene sus derechos y a veces son olvidados por sus hijos y familiares. La Oficina del Procurador de las personas de Edad Avanzada del Gobierno de Puerto Rico puede ayudarle a conocer cuáles son los derechos de ese familiar, padre, amigo o vecino al igual que los tuyos.

Si desea coordinar una cita con la doctora Ingrid Marín Espiet en su oficina localizada en el área metropolitana, puede comunicarse al (787) 222-4999. Para consultas sobre este tema puede escribir al correo electrónico imarinespiet@gmail.com.