Lamentablemente los actos violentos en nuestra sociedad se han convertido en algo recurrente. Desde tiroteos hasta asaltos y asesinatos forman parte de las páginas de los periódicos en circulación. Tan reciente como está semana niños y maestros vivieron la pesadilla de ser parte de uno de estos actos de violencia.

La violencia social no necesariamente es directa, la exposición a la misma causa efectos adversos en la salud emocional del individuo.

Investigaciones realizadas en Estados Unidos reportan que alrededor del veinticinco por ciento de niños entre los dos a los diecisiete años están expuestos a violencia comunitaria (Foster, Brooks-Gunn, 2012).

¿Qué efectos tiene la violencia comunitaria en los niños?

1.Ansiedad -sentimientos de miedo, preocupación de experimentar nuevamente un evento similar.

2.Aparición de Trastorno de Stress Post Traumático -los niños podría comenzar a desarrollar aversión a acercarse al lugar de los hechos, pesadillas, "flash backs"

3.Ansiedad por separación -miedo a separarse de sus padres ante la posibilidad de que no regresen por qué les haya pasado algo o porque les suceda a ellos.

4.Deterioro en el desempeño académico.

5.Conductas Agresivas -es de todos conocido que la violencia engendra violencia.

6.Somatización -síntomas físicos como dolores estomacales, cefaleas, asma asociados no a causas físicas si no emocionales.

La sobre exposición a noticias y comentarios cargados de negatividad frente a niños fomenta el miedo. En ocasiones vamos camino a llevarlos a la escuela escuchando el noticiario o lo vemos en la televisión en la noche y pensamos que ellos no prestan atención. Mi experiencia clínica me ha llevado a ver niños llenos de temores y ansiedad por lo que ven, oyen e interpretan según su corta edad.

Definitivamente no podemos tener a nuestros hijos en una jaula de cristal, debemos explicarles de forma sencilla y según su edad las precauciones que debemos tener.

Se debe recalcar el que usted como adulto está para protegerlo y cuidarlo.

El prevenir la violencia es algo que no tenemos en nuestras manos pero si podemos trabajar para que nuestros niños, no sean agresores o victimarios en la adultez. Esto se logra proveyendo un ambiente intrafamiliar de amor, con valores, donde se fomente el respeto a los demás y donde se establezca un sistema de disciplina. El modelar conductas hostiles, agresivas o violentas resulta en una predisposición a emular las mismas en la adultez.

Fomente el diálogo para la solución de conflictos y el respeto ante posturas diferentes.

Guardar silencio cuando conocemos de actos delictivos no ayuda a ser parte de la solución del problema. Ayudemos a las autoridades a esclarecer los casos que hemos presenciado. Hay líneas confidenciales donde se salvaguarda la identidad y seguridad de la persona. No podemos ser espectadores.

Si usted o algún familiar ha sido víctima del crimen de forma directa o indirecta y ha notado cambios en su estabilidad emocional, busque ayuda profesional.

Antes de culminar con este escrito es meritorio reconocer la entereza y ecuanimidad con la cual las dos maestras de la Escuela Evaristo Rivera Chevremont del Residencial Vista Hermosa trabajaron tan difícil situación. Protegieron de forma estoica la integridad física de sus estudiantes al igual que la emocional proveyéndoles un ambiente de estabilidad aún en tan difícil momento.

Honremos la figura del maestro, el maestro que se dedica día a día a enseñar y cuidar de nuestros hijos.

Si desea coordinar una cita con la Dra. Ingrid Marín Espiet, en su oficina localizada en el área metropolitana puede comunicarse al (787)222-4999.

Para consultas sobre este tema puede hacerlo vía email: imarinespiet@gmail.com