La pasada semana fue una de grandes emociones ante el suicidio de dos personas famosas a nivel mundial, la diseñadora de moda Kate Spade y el célebre chef, autor y presentador de televisión Anthony Bourdain. Estas noticias nos sorprendieron, nos causaron gran pesar y probablemente nos preguntamos el por qué dos personas que aparentan tener todo lo necesario para ser felices toman la terrible decisión de terminar con sus vida.

Casos como estos se viven en nuestra isla tristemente. En al año 2017 se reportaron alrededor de 253 casos de muerte por suicidio en la isla y para enero de 2018 ya había siete personas muertas de la misma forma.

El suicidio es uno de los problemas más grandes de salud pública existente y que, lamentablemente, no necesariamente está siendo bien atendido.

Sentimientos de tristeza, el desánimo, la frustración, la falta de empleo, la incertidumbre, los problemas de pareja y los problemas económicos, entre otras situaciones, pueden llevar a una persona a tomar la fatal decisión de quitarse la vida. 

Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido desvalidos o hemos tenidos altas y bajas en nuestro estado de ánimo. Si estos cambios emocionales se trabajan de forma adecuada, se puede mantener el control y continuar.

Cuando los cambios son extremos y angustiantes, pueden llevar a la persona a deprimirse y a actuar en contra de su integridad física.

Con esto quiero decir que no necesariamente el individuo tiene que tener un trastorno psiquiátrico para infligirse daño o suicidarse. Cualquier persona que esté expuesta a altos niveles de estrés puede llegar a una depresión mayor, cuando sus expectativas, la culpa y la desesperación aparecen, los pensamientos de quitarse la vida tristemente pueden surgir.

Dentro de los indicadores de riesgo pueden encontrarse:

· Verbalizaciones relacionadas a la falta de deseo de continuar viviendo (“Sería más feliz todo el mundo si yo no existiera”).

· Escritos sobre el suicidio (cartas donde se despide de los seres queridos, notas que denotan falta de amor propio).

· Distanciamiento social

· Hablar sobre el suicidio, puede llegar a ser en forma de broma.

· Cambios en los hábitos alimentarios y patrón de sueño.

· Regalar pertenecías muy apreciadas sin razón aparente.

· Autolesiones

· Conductas temerarias

· Sentimientos de profunda tristeza, llanto, minusvalía, baja autoestima e irritabilidad.

· Historial previo de depresión u otra condición de salud mental.

· Entre otros.

En ocasiones se piensa que la persona que va a atentar contra su vida no lo verbalizaría, le debemos dar la atención que amerita tanto al que lo dice como al que no los dice, pero muestra conductas que están fuera de lo normal.

El suicidio es la causa principal de muerte en hombres entre las edades de entre 20 y 45 años, y es tres veces más frecuente que los accidentes de carro (BBC Mundo, 2016). Siendo un mal social tan terrible, debemos ocuparnos y estar atentos a cualquier señal que un amigo, familiar o usted mismo empiece a mostrar.

Si estás sintiéndote deprimido, decaído, agobiado, si no sientes que tu vida tiene sentido, no dudes en buscar ayuda, no pienses que si no estás todo se resolverá. El daño emocional que causa en una familia el perder a un ser querido por suicidio es devastador y dura por siempre.

Puedes comunicarte a la línea PAS de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA) al 1-800-981-0023 para ayuda en crisis o dirigirte a cualquier sala de emergencias psiquiátricas cercana a tu área de residencia.

Es importante que tengas presente que, en ocasiones,  el hacer estas gestiones solos resulta difícil, Llama a un amigo, un familiar a un vecino, estoy segura que querrán ayudarte.

Si deseas coordinar una cita con la Dra. Ingrid C. Marín Espiet en su oficina localizada en el área metropolitana puedes comunicarte al (787) 222-4999. Para consultas puedes escribirle a su email: marinespiet@gmail.com

“NO busques una solución permanente para un problema temporero. El suicidio no es la solución a ningún problema”. - Autor Desconocido