¡Felicidades!

“Se acerca la navidad, y a todos nos va a alegrar el jibarito cantando aires de felicidad”. Con este coro de la canción Aires de Navidad de Héctor Lavoe mis hijas y yo nos hemos pasado cantando desde hace cerca de tres semanas. Si ven bombillas en la calle, me dicen “mami mira luces, ¿sabes por qué? Porque se acerca la Navidad…” y cantamos el estribillo donde sea. Sí, donde sea.

Y es que en casa nos disfrutamos esta época desde tempranito. Esa ilusión de los niños por la Navidad, es tan bonita, que mi esposo y yo contribuimos a que permanezca intacta, mientras podamos.

Estoy segura de que ustedes tendrán muchas anécdotas de la Navidad con sus hijos y hasta tradiciones especiales para los días claves de la época. Me encantaría que las compartieran en este espacio en el área de comentarios o que me las enviaran por email o a través de mis cuentas en las redes sociales.

También pueden compartir las cosas que no desean repetir. En mi caso, el año pasado se me ocurrió unirme al club de las madres que recibieron al famoso duende Elf on the Shelf en su casa. Mi duende no era el original, lo encuentro muy caro, y opté por comprar un duende de felpa, económico, con una cara bonita y que no se veía como psycho. Este año estoy 80 % segura de que el duende no llegará. La mayoría de las veces se me olvidaba dejarle algo a las nenas de parte del duende y fueron muchas las noches que después de estar lista para dormir, tuve que ponerme a buscar qué les podía dejar el travieso personaje. Me reía cada vez que me pasaba esto porque nadie me había mandado a meterme en el asunto. Peor aún, el invento fue mío y fueron muchas las veces que mi esposo tuve que ingeniárselas cuando ya me había ido para el trabajo de madrugada, para que cuando se levantaran las chicas vieran la magia del duende.

Comencé con mis hijas emulando las cosas que mis padres hacían para mis hermanas y para mí. Pero poco a poco, la creatividad ha ido manifestándose y cada vez la lista se hace más extensa. He ido creando mis tradiciones con las nenas. Les compartiré algunas y quedaré a la espera de que me envíen las de ustedes.

1.   Decoramos el árbol de Navidad juntos. A mi esposo le toca bregar con la base del pino y con el lucimiento de nosotras. Yo pongo las luces y las niñas colocan los adornos a su gusto y yo he aprendido a calmar mi anhelo de que todo esté en perfecto orden y ya las dejo que le pongan las bolas y los lazos como mejor les parezca. Confieso, que a veces no puedo contenerme y cuando nadie me está viendo los cambio para un “mejor” lugar. Pero si al otro día lo “redecoran” no me afecta, total, el árbol es para ellas. Y al son de la música y con nuestros galillos emocionados, vamos decorando el pino y disfrutando de su aroma.

2.  A Santa Claus y a los Reyes Magos se le hace la famosa carta y como muchos padres, temblamos con el contenido de esa misiva.

3.  Una picaderita no puede faltar para Santa Claus y a los Reyes Magos, ya que el viaje que dan alrededor del mundo en una noche es agotador. Y los ayudantes de ellos, acá entre nosotros mamá y papá, las degustan aunque las galletas ya estén pasmás.

4. Santa ha dejado cosas en casa, como un sombrero, cascabeles y hasta notas de agradecimiento por la comida. Mientras que los camellos de los Reyes Magos dejan en la sala, pasillo y cuartos, un reguero de pasto de madre.

5.  En Nochebuena y en la Víspera de Reyes nos acostamos, como dicen en el campo, con las gallinas, pero la realidad es que la emoción es tanta que se tardan mucho en dormir. Cuando eso sucede, papá y yo comenzamos a montar el show con un café cargadito en mano y la picadera que se les ha dejado a estos generosos personajes.

6.  Buscar la yerba más verde y fresca para los camellos en la víspera de Reyes, es una chulería. Esas cajitas van llenas, ¡y hasta flores les echan!

7.  El día de Navidad y de Reyes, nos levantamos sumamente temprano, no por voluntad propia. Esos días agradecemos la existencia del café, porque si no es así, jugar con Barbies de madrugada sería imposible.

8.  Este año despediremos el 2014 estrenando una actividad especial. Hemos guardado en un pote de cristal, papelitos que dicen cosas positivas que nos han pasado a cada uno durante el año. Graduaciones, despedidas de pañales, etc. Espero que este año se queden despiertas para que puedan estar en la lectura de esas breves notas, que nos van a servir a los cinco para recibir el 2015 con mucha ilusión.

Son cosas sencillas pero que fomentan un ambiente sano. No importa si tu familia es grande o pequeña, si tu niñez fue divertida o difícil, si crees y celebras la Navidad, dale a tu hijo la oportunidad de pasar una época feliz. No hay que entrar en extravagancias ni en gastos excesivos, se trata de compartir con ellos, de disfrutar juntos. Llevar los niños pequeños, de tres y cinco años a comprar los juguetes, no solo les mata la ilusión, sino que contribuye a que vaya a la escuela y les lacere la ilusión a los demás.  Algún día tendremos que enfrentarnos a la explicación de quién es Santa y los Reyes, pero mientras eso sucede hay que disfrutar. Estoy segura que la creatividad que nos ha ayudado a crearles la ilusión, no nos abandonará en ese momento que viene de la mano de un cambio de etapa en la vida de ellos.

¿Qué haces con tus hijos en esta época? ¡Vamos a compartir ideas!

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