¡Felicidades en nuestro día, queridas mamis!

Me atrevo a decir que a todas nos han dicho en varias ocasiones que ser madre es un cambio radical, que la vida es más caótica de lo que puedes imaginar, pero que a pesar de todo eso, es una experiencia divina.

No hay duda de que esa combinación no suena nada bien y hasta parece absurda. Pero cuando nacen nuestros retoños, comprendemos que esa combinación es posible y hasta la disfrutamos.

Luego de seis años como madre y de tener a tres niñas que me vuelven loca pero que llenan mis días de alegría (nada más contradictorio que eso) puedo decir que he aprendido a aceptar esos cambios y a sacar de ellos el mayor provecho. La clave está en aceptar que nada es igual que antes de su nacimiento. De hecho, todo es mejor.

Siendo madres, experimentamos el amor más puro que se puede sentir, tenemos la capacidad de tomar decisiones importantes en poco tiempo, nos volvemos más creativas, asumimos otras “profesiones”; de repente podemos ser enfermeras, doctoras, sicólogas y por ahí podría seguir mencionando.

Definitivo que ser madre es un cambio radical, pero vivo agradecida de Dios por haberme dado la bendición de traer al mundo a tres niñas a las que convertiré en mujeres de bien.

Y aprovecho esta ocasión para hacerle un reconocimiento especial a las madres que a diario:

Le dan amor a sus hijos.

Los valoran.

Los escuchan y comprenden. 

Los alimentan saludablemente.

Las que madrugan para que tengan su desayuno listo antes de ir a la escuela.

Las que trabajan fuera de la casa para llevarles el sustento que necesitan.

Las que han dejado todo, incluyendo su profesión, para dedicarse a ellos.

Las que tienen niños con necesidades especiales y luchan contra un sistema que cada vez les hace más cuesta arriba buscar ayuda para sus hijos.

Las que se amanecen velando el sueño de sus retoños cuando están enfermos.

Aquellas que hoy están en un hospital con sus hijos convalecientes.

Las que se enfrentan a todo por ellos.

Las que rompen noches por lactar.

Las que dan leche de fórmula sin importar los señalamientos de las que no lo hacen.

Las que son solteras, estudian y trabajan. ¡Son una bravas!

Las que son madre y padre.

Las que se les llena el corazón cuando escuchan un “mami, te amo”.

Las que no pueden escuchar a sus hijos, pero se regocijan con sus gestos.

Las que se hacen amigas para tener una mejor relación madre e hijo.

Las madres adoptivas, que tienen la valentía de amar y criar a un niñ@, aunque no lleve su sangre.

Las que le hacen justicia a sus criaturas.

La que es madre antes que mujer.

La que da besos, abrazos y caricias todos los días.

Las que dicen constatemente "te amo" 

Las que regañan con amor, respeto y sabiduría.

Las que dedican tiempo de calidad a sus hijos.

Las que hoy están embarazadas, ellas ya son madres.

Las que se toman el tiempo de observar cada detalle de ese hermoso rostro que nació de ti.

Las que aceptan los hijos de sus compañeros como si fueran propios.

Las que están presentes en las actividades de ellos.

Las que nunca hubieran visto un partido de béisbol, baloncesto o fútbol y ahora no se pierden ni las prácticas de sus hijos.

Las que celebran sus logros.

Las que consuelan en sus pérdidas.

Las que hoy por la distancia no pueden estar cerca de sus hijos.

Las que no les importa hacer el ridículo, y hasta bailan en medio de una tienda solo por complacerlos.

Las que tienen ojeras por la falta de descanso.

Las que cambian la práctica de darse lujos  porque sus hijos tengan una mejor educación o por comprarles juguetes, ropa, pañales, o la leche de fórmula especializada que necesitan.

Las que solo necesitan una sonrisa o caricia de sus hijos para que el día tome otro giro.

Las que han asumido su rol de madres con responsabilidad sin importar su corta edad.

Las que hacen maravillas con el presupuesto para cumplir con todo.

Las que le enseñan valores a sus hijos para que sean mujeres y hombres de bien.

Las que cuidan a sus nietos.

Las que visitan a sus hijos en la cárcel y les llevan su amor con la esperanza de que algún día puedan volver a tenerlos en casa. 

Las que hoy van al cementerio y le agradecen a sus hijos por haberlas enseñado a ser madres.

La lista puede ser más extensa, te invito a que la completes y te deseo que tengas un excelente día de las madres ¡a celebrar!