Isabela.  Gael Andrés Álvarez Vega es un niño de 4 años de edad, con síndrome de Down,  que apenas podía caminar bien. Una vez conoció el mar, al cabo de unos meses, ya estaba ganando la carrera del pavo en su escuela.

Su primera experiencia con el mar fue en septiembre pasado, cuando asistió a un evento en Patillas, organizado por Surf 4 DEM, entidad sin fines de lucro, dedicada a ofrecer servicios terapéuticos alternos para personas con condiciones especiales a través del surf simplificado. Ese día su vida cambió.

El pequeño presentaba mucha hipotonía (su tono muscular no estaba bien desarrollado).  Una vez comenzó a participar del programa en un ambiente natural, esa terapia holística le ayudó en su desarrollo neurológico, fisiológico y social.

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La arena, el calor del suelo, el agua salada y su temperatura fría, estimularon sus sentidos, mejorando el funcionamiento físico en aspectos como el motor fino y motor grueso, entre otras áreas.

Comenzó a correr por la arena y a nadar. Ese fue el salto que ahora garantiza su desarrollo y calidad de vida, según aseguró su madre Darlene Michelle Vega, a orillas del mar de la playa Jobos en Isabela. 

“Él no hablaba”, explicó Darlene, destacando que en tan solo un mes de haber entrado en contacto frecuente con el mar, el pequeño ya había comenzado a pronunciar palabras y su desempeño motor había mejorado mucho.

De camino a la playa

Al parecer, el mar arropó tanto el espíritu de este pequeño, que durante la semana él solo piensa en el momento en que volverá al agua.

“Ya se está acercando el jueves y el empieza: '¡mamá agua!, ¡mamá agua!'”, narró la joven madre, que asegura, mientras se acerca el fin de semana el entusiasmo de Gael es más fuerte.

Una vez ella toma el bulto de playa, el pequeño corre a la puerta diciendo: '¡mamá, agua!' Busca sus chancletas y se viste para entrar al mar.

Desde Cidra, de camino hacia la playa Jobos en Isabela, Gael pide “el pez”. Va en el carro viendo películas como Finding Nemo, Shark Tale y Soul Surfer. 

Bajando por Quebradillas, Gael se excita mirando la planicie del mar. 

“Wow… wow…”, la reacción siempre es la misma, relata Darlene, quien asegura que eso le emociona y la compromete aún más en dar la milla extra para que Gael siempre tenga acceso a sus terapias, a pesar de que las cosas no estén bien económicamente. 

“Todo es agua. Él me dice que él es un pez. Que los peces tienen que ir en el agua. Hace que le llene la bañera. En casa, coge la tabla de planchar de mi mamá y empieza a hacer que surfea… Una vez llega a la playa él se transforma”, acotó. 

La ciencia detrás de esa felicidad 

Según el Dr. Giovanni Martínez Mújica, psicólogo clínico con especialidad en autismo, fundador y actual presidente de Surf 4 DEM, el agua salada está cargada de iones negativos, que se producen más cuando hay un rompimiento de olas. Esto genera una cadena de eventos que se traducen en felicidad. 

“Hay un cambio molecular, que luego de nosotros inhalar esos iones negativos por más de 40 minutos, entran al torrente sanguíneo, alcalinizan la sangre, restablecen los PHs y tejido interno y liberan dos neurotransmisores muy importantes: dopamina y serotonina, que se traducen en bienestar. Por ende, síntomas de ansiedad y depresión se reducen y comienzan a socializar”, explicó el experto.

Más allá de hacer feliz a un niño, el ejercicio de surfear tiene otros propósitos. 

Según Martínez Mújica, cuando un niño se para en una tabla, se trabaja el área propioceptiva (su “brújula” y organización neurológica) y vestibular (habla y lenguaje). También se trabaja la autoestima y apoderamiento. 

“Aquí hay niños que nos han dado primeras palabras y primeros pasos. Los padres nos dicen que vuelven al cine, a viajar, que pueden tener una vida más funcional porque ya el niño tolera otros ambientes no controlados”, agregó el terapista.

Surf 4 DEM fue fundada en 2011 e impacta semanalmente a alrededor de 50 niños con deficiencias en el desarrollo, tales como problemas metabólicos, genéticos, macrocefalia y microcefalia, Síndrome de Down, entre otros impedimentos. 

Durante el año celebra simposios enfocados en las deficiencias en el desarrollo y lleva a cabo libre de costo tres eventos en la isla, uno en Patillas, uno en Isabela y otro en Carolina. Ante su compromiso y responsabilidad de educar, la organización ha logrado acuerdos con diferentes universidades y realiza simposios a través de la Universidad Metropolitana. 

Pide ayuda para sufragar gastos

Precisamente esta semana el pequeño Gael interrumpe sus terapias en el mar, debido a la necesidad de intervenirle quirúrgicamente como parte del tratamiento contra la hipotonía. 

Su madre Darlene, quien trabaja para una agencia de gobierno, cobra por horas trabajadas, por lo que el tiempo que pierde para atender las necesidades de Gael, le dejan sin ingreso, según explicó a Primera Hora.

Por tal razón, se ha abierto una cuenta de ahorro en el Banco Popular (#785069424), otra a través de Paypal (dmichellevega09@gmail.com) y otra en Go Fund Me bajo el nombre: An adventure called Gael/ Gael, aventura (http://www.gofundme.com/omyk0k).

“Él es un niño feliz. A pesar de su situación y condiciones, él es un niño feliz, pero cuando llega a la playa, su felicidad es extrema”, acotó Darlene.

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