A los 10 y 11 años el juego sigue siendo importante. En un estudio realizado por la Universidad Diego Portales (UDP) para saber qué piensan los niños de esa edad, "el juego fue central en su definición de la infancia", dice Ana Vergara, investigadora del Programa de Protagonismo Infantil de esa casa de estudios.

Sin embargo, pareciera que los adultos no le dan al juego el mismo valor que los niños. Mientras algunos reclaman que sus hijos "solamente van a jugar al jardín", los niños de 10 y 11 años de todos los estratos perciben que sus padres no lo consideran como uno de los aspectos que les permitiría crecer bien.

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Convivencia y respeto

La evidencia científica, sin embargo, ha demostrado en forma contundente la importancia del juego -especialmente el juego libre y no estructurado- en el desarrollo infantil.

"A través del juego los niños aprenden a autorregularse, a poner límites, respetar a otros, conocer sus propias emociones, manejar sus frustraciones, convivir con otros y lograr lo que quieren", dice Vergara.

"Aprender y jugar no son incompatibles", resume Kathy Hirsh-Pasek, psicóloga de la U. de Temple (EE.UU.) y autora de una decena de libros donde ha volcado sus investigaciones sobre aprendizaje en preescolares. En ellos plantea que "los niños necesitan tiempo libre inestructurado, así como aprendizajes lúdicos bajo la guía de un adulto para preparar su ingreso al colegio".

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Los estudios de Stuart Brown, psiquiatra y fundador del Instituto Nacional del Juego (EE.UU.), revelan cómo el juego contribuye al desarrollo cerebral, promueve la ecuanimidad, la justicia y la empatía. Otras investigaciones muestran que los escolares prestan más atención a las actividades académicas si han tenido un recreo con actividades no estructuradas, donde han podido jugar libremente sin ser dirigidos por adultos.

"En la primera infancia, el juego es la forma más natural y espontánea de aprender", destaca la psicóloga Oriele Rossel, directora ejecutiva de la Fundación Integra, institución que cuenta con mil jardines y salas cuna gratuitas en todo el país. "Y es justamente en ellos donde los niños tienen una oportunidad diaria de encontrarse con otros y jugar, con un adulto como facilitador. En ese sentido, hay una intencionalidad pedagógica en el juego", subraya.

Tan relevante es su rol que la Convención de Derechos del Niño garantiza su derecho al juego y a las actividades recreativas apropiadas para su edad", destaca. En el marco de los 25 años de esa declaración Integra está organizando "Ronda de Chile por el Derecho a Jugar", que se están realizando en todo el país durante agosto, el Mes del Niño.

Para promover el juego, Ana Vergara propone reducir el tiempo que los niños dedican a estar frente a pantallas, fomentar instancias de juego al aire libre, donde los niños tengan más posibilidad de moverse y estar en contacto con la naturaleza, el agua, la tierra, los árboles.

Para hacer en casa

Expertas de la Fundación Integra entregan algunas recomendaciones para estimular el juego entre los más pequeños:

Durante el primer año de vida acercarles objetos con diferentes texturas, formas, tamaños, colores, que permitan al niño explorar con todos sus sentidos: oler, tocar, chupar, observar.

Entre el año y los 2 años, cuando el niño ya camina y empieza a hablar, incentivarlo a realizar pequeñas construcciones, trepar, lanzar o encajar objetos. Su lenguaje y juegos se basan principalmente en la imitación de lo que observan, por lo que es importante cantarle, hablarle, leerle cuentos y rimas.

Entre los 2 y 3 años disfrutan la interacción con otros, el movimiento, el baile y el juego activo. Haga juegos como "si fuéramos gatos, constructores, cocineros..." o despierte la fantasía con materiales simples para disfrazarse.

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