La respuesta a la pregunta de un niño de por qué papá está en paro puede ser más fácil de explicar con un cuento, según un nuevo libro portugués que recoge historias tristes pero al mismo tiempo dulces para desdramatizar la crisis en la mente de los más pequeños.

Las portuguesas Irina Melo y Carla Jorge, autoras de "Mi padre está desempleado", toman la voz de una niña que observa cómo cambia de repente su vida cotidiana cuando su padre pierde el trabajo y empieza a pasar días enteros en casa.

Padre e hija pueden jugar más tiempo juntos y ahora él la lleva al colegio todas las mañanas, pero su rostro cuando vuelve a recogerla a la escuela ya no es tan feliz: hoy tampoco le llamaron de una entrevista y es difícil que preste atención al dibujo que hizo ese día en clase.

"A medida que íbamos escribiendo, era inevitable hablar de lo negativo, pero siempre resaltábamos los detalles positivos, como que la hora de la cena era ahora más larga o las vacaciones eran divertidas aunque ya no fueran como las de antes", señala a Efe Melo.

Las preocupaciones y los miedos de la protagonista van dibujándose con notas felices y episodios que simplifican una realidad a veces demasiado compleja pero escuchada y repetida en la televisión con un vocabulario inescrutable.

Además del desempleo, las escritoras, ambas periodistas de economía, desgranan otros temas difíciles de comprender en la infancia, como las deudas, las facturas, la emigración o la conflictividad social, con la ayuda de las ilustraciones de la portuguesa Catarina Marques.

Por ejemplo, un sábado la niña acompaña al padre a una marcha en la que todos parecen tristes y enfadados: una manifestación en la que se protesta contra el Gobierno o, en los ojos de la pequeña, una fiesta un poco diferente.

La niña vive la crisis en pormenores como que la familia ya no va al restaurante o tiene miedo de que el padre vuelva a emigrar como ya lo hizo de joven.

También en una nota de humor para los adultos, aunque sin caer en lo "ideológico", según la autora, un personaje se cuela en los episodios para molestar al padre: un gato "muy pícaro" que le araña y le molesta, y llamado Gaspar, como el apellido del anterior ministro de Finanzas portugués, Vítor Gaspar.

El libro, que forma parte de la colección "O que fazem os pais" (Qué hacen los padres) sigue una línea optimista y concluye con la misma idea que otros títulos sobre profesiones: "Mi padre es desempleado y lo adoro".

"Además de explicar la crisis, queríamos mostrar cómo los lazos afectivos de la familia y los amigos se refuerzan con las dificultades", explica Melo.

En un país como Portugal donde el desempleo se ha disparado en los últimos tres años hasta el 16 % y hay cerca de un millón de parados, las consecuencias sociales del paro son difíciles de esconder a los niños, según Melo, que añade que es más aconsejable dar respuestas y aclarar sus dudas.

Los más pequeños son "muy conscientes" de esas dificultades económicas y a veces "más catastróficos" que los mayores, considera la autora.

"Comprobamos que al preguntar a los niños qué pasaría si su padre perdiera el trabajo, respondían que perderían su casa o se quedarían sin comida. Los niños se toman los problemas de los adultos muy a pecho", subraya.

El libro sirve, en ese sentido, como un recurso o herramienta para los padres, ya que el relato puede servir como "desbloqueador", afirma Melo, para iniciar conversaciones complicadas con las que calmar el desconcierto y disipar confusiones de los hijos.

La autora reconoce, sin embargo, que el sentido comercial de la obra, que salió a la venta el pasado septiembre en Portugal en la editorial lusa "Máquina de voar", es limitado, ya que pocos lo comprarán como un regalo para un amigo o un pariente.

Sin datos todavía sobre los resultados en las librerías, Melo solo se refiere a las peticiones y reacciones personales que han ido recibiendo, sobre todo, procedentes de personas que quieren explicar a sus hijos qué significa la crisis o el desempleo.

"La mayoría nos dicen que somos valientes por escribir a niños sobre un tema tan sensible", afirma Melo.