A diario nos cuestionamos qué se puede hacer para tener una sociedad mejor, con individuos sensibles y nobles. La respuesta podría estar en el inicio de la vida: el nacimiento.

Y es que, según el doctor Mario Ramírez, pediatra y educador en lactancia, la esperanza de un cambio en nuestra sociedad radica en “empezar bien desde la base, un parto sin violencia, humanizado, y que haya más bebes lactados. Mientras los nacimientos sigan siendo traumáticos, vamos a tener un problema (de violencia) severo y, mientras no le demos toda la hormona del amor (oxitocina) que se necesita”.

Oxitocina, hormona del amor

La hormona a la que Ramírez se refiere es la oxitocina, conocida como la hormona del amor. Hay dos componentes que hacen que el vínculo entre madre e hijo sea especial: el físico, por el contacto piel a piel y el hormonal, que es mediante la liberación de la oxitocina. Esta hormona se produce durante las relaciones sexuales, al momento del parto y cuando se lacta y es la que ocasiona que tanto la madre como el hijo quieran estar juntos, provocando la sensación de que se quieren.

“En Puerto Rico tenemos una cantidad de violencia bien grande porque estamos destruyendo esa hormona de amor”, afirma el doctor Ramírez, quien asegura que al quitar esa hormona “del medio”, se crea gente menos cariñosa.

La mitad de los niños que nacen en Puerto Rico son por cesárea, y mediante ese procedimiento quirúrgico no hay liberación de oxitocina. Si a eso se le añade una gran cantidad de madres sometidas a cesáreas, muchas de ellas de forma innecesaria, terminan no lactando a sus bebés, entonces tenemos un problema mayor, ya que creamos, cada vez más, gente menos afectuosa.

Ramírez asegura que el momento más importante del nacimiento es cuando colocan al bebé, inmediatamente que nace, encima de la mamá para que se vean el uno al otro y es ahí cuando ocurre el vínculo.

“Ese vínculo en los mamíferos es tan potente que si tú separas una cría a la primera hora y no lo tiene la mamá, no lo acepta después. Los humanos tenemos la capacidad de recuperar. Si no pudimos pasar por ese vínculo, podemos hacer el apego, que se hace principalmente a través de la lactancia, no tiene que ser lactancia nada más, estamos hablando de cogerlo, cargarlo, tenerlo cerca, todo eso incluye la crianza de apego”, afirma el educador en lactancia.

Dificultad para lactar

En Puerto Rico llevamos tres generaciones sin lactar.

“Aquí todo el mundo sabe dar biberones, pero no todo el mundo sabe dar un pecho, no saben ni cómo hacerlo”, asegura el galeno.

Entre las barreras principales para una madre lactante está la familia. Muchas veces los comentarios como que el bebé se está quedando con hambre porque se pega mucho o que tiene el seno como un bobo o que se está malcriando porque hay que cargarlo demasiado, sabotean el proceso e interrumpen el vínculo que se está desarrollando.

Por otro lado, no todos los médicos conocen a fondo sobre la lactancia y hay algunos que hasta recomiendan la alimentación artificial de primera instancia.

Existen casos de madres que no pueden lactar, pero según Ramírez es un porciento mínimo y se debe en su mayoría a problemas hormonales, de tiroides y, en algunos casos, hasta anatómicos, como son los senos tubulares. Las madres que han tenido cirugías en los senos no deberían tener problemas para lactar, sin embargo, aquellas que se han sometido a reducciones podrían verse afectadas ya que en la cirugía a veces se cortan tubos, terminaciones nerviosas, pero no tiene que ser así, ya que a veces esos tubos se regeneran.

Aquellas mujeres que no pueden lactar tienen la alternativa de alimentar a sus bebés pegados a ellas, de manera que tengan el contacto piel a piel.

Senos: ¿Objeto sexual?

Hay mujeres que se cohíben de lactar en público porque las personas las miran demasiado, otras no tienen ningún problema y amamantan en público a sus hijos. Sin embargo, los senos aún se ven como algo sexual en nuestra sociedad.

“A veces hay padres que no apoyan la lactancia porque no quieren que (las madres) lacten afuera (en lugares públicos). Los pechos en Puerto Rico, definitivamente son algo sexual, y nos olvidamos de que la función principal es alimentar”, asegura Ramírez.

Por su parte, Víctor Guzmán, un padre pro lactancia, dice que en su trabajo, “si yo digo que soy un padre que apoya la lactancia, como que se ríen de uno, se burlan. Ellos (sus compañeros de trabajo) lo ven como algo diferente”.

“Puedes poner todos los anuncios que tú quieras (mostrando senos) y nadie dice nada; sin embargo, ven una mamá lactando y lo decimos”, criticó el doctor.