El envenenamiento infantil a causa del contacto directo con plomo continúa siendo uno de los problemas  de salud más serios de Estados Unidos.

Son varios los productos de consumo que contienen plomo, un metal altamente tóxico que causa envenenamiento por inhalación o ingestión, por ejemplo, la gasolina, la pintura, los cosméticos, la envoltura de dulces y los juguetes.

 Por lo tanto, se recomienda que los niños y las niñas sean sometidos a la prueba del plomo que se puede detectar por medio de una muestra de sangre, independientemente de que parezcan estar saludables.

“El envenenamiento con plomo en la infancia es una enfermedad seria que puede ocurrir cuando un niño ingiere o inhala algún producto con esta sustancia. La causa más común de este tipo de intoxicación es la ingestión de polvo de pintura deteriorada a base de plomo”, informó en un comunicado de prensa la supervisora general de Laboratorio Clínico y de Referencia Toledo, la licenciada Carmen Valentín.  

En particular, destacó que el plomo es aún más peligroso para los menores de edad que los adultos porque frecuentemente se llevan las manos y otros objetos a la boca, y éstos pueden estar cubiertos de polvo que contiene plomo. También indicó que un niño en crecimiento absorbe más plomo debido a la proporción a su cuerpo, además de que a esta edad el cerebro y el sistema nervioso son más sensitivos a los efectos dañinos. “Si no es detectado temprano, los niños con altos niveles de plomo en sus cuerpos pueden sufrir daño al cerebro y al sistema nervioso;  problemas de comportamiento, problemas del desarrollo, de aprendizaje, hiperactividad, problemas de audición y dolores de cabeza”, destacó Valentín.  Entre los síntomas más comunes por envenenamiento se encuentran: dolor de cabeza, náuseas o vómitos, pérdida de apetito, alteraciones al sueño, anormalidades dentales, daños renales, daños nerviosos y dolor de cabeza.

La única manera de saber si una persona está intoxicada con plomo es a través de un examen de sangre, debido a que no existen síntomas indicando un envenenamiento hasta que el cuerpo no ha almacenado una cantidad elevada.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) son organismos gubernamentales que han establecido directrices para medir el plomo en la infancia y ambos insisten en que los niños menores de seis años de edad se sometan a exámenes para detectar la presencia anualmente.