A todos nos ha pasado. En cuanto nos sentamos a comer, nuestras mascotas se instalan frente a nosotros para clavarnos  su mirada con ojos que parecen decir: “¡Me muero de hambre, una migajita de pan, por caridad!”.  Por supuesto, lo que nuestros animalitos pretenden es hacernos sentir culpables (¿de qué, si les damos todo lo que necesitan?) para obligarnos a que compartamos con ellos aunque sea un chispito de lo que estamos comiendo.

Pero, ¡ay de aquel  que se le ocurra sucumbir a ese tipo de  chantaje emocional! Los que hemos aprendido nuestras lecciones sabemos que si flaqueamos y cedemos a la presión de nuestros perros y gatos, terminaremos con ellos en un solo lugar: emergencias veterinarias.

De hecho, de acuerdo con el doctor Javier Rodríguez Soto, veterinario de Animal Emergency Clinic, en Hato Rey, entre las principales razones para llevar a una mascota a la sala de emergencias están lo que él y otros veterinarios llaman “indiscreciones alimentarias”. Dichos insultos al sistema digestivo de nuestros animales son el resultado de “querer humanizarlos” demasiado, como si fueran personitas de cuatro patas.

 Lo que pasa es que “al no proveerles una dieta adecuada” o al alterar su dieta regular para que, según nosotros,  no se aburran comiendo lo mismo de siempre, estamos poniendo su salud en riesgo “porque su sistema gastrointestinal no es igual al nuestro”, advirtió Rodríguez Soto.

De modo que, para evitar males mayores, hagamos un repaso de las precauciones que debemos tomar, sobre todo,  en esta temporada de fiestas, cuando siempre hay mucha comida en la mesa, ¡y en los zafacones!

¡Estos no! Las mascotas no saben si algo les conviene o no, eso nos toca a nosotros. A continuación, algunos alimentos perjudiciales para perros y gatos. Fuente: aspca.org

Grasas  El consumo de cuerito de lechón, piel de pollo y/o pavo, mantequilla o manteca, entre otros, puede afectar el páncreas. 

Chocolate La teobromina, sustancia presente en todos los chocolates, puede ocasionar convulsiones y ataques epilépticos, además de vómitos y diarreas. 

Café, cafeína Puede alterar el ritmo cardiaco y provocar temblores y convulsiones.

Alcohol  Deprime el sistema central nervioso y puede provocar vómitos y diarreas, inducir un coma o causar la muerte. 

Aguacate Las hojas, la fruta, la semilla y hasta la corteza del árbol contienen una toxina que puede provocar vómitos y diarreas.  

Nueces de macadamia  Provocan debilidad, depresión, vómitos, temblores e hipertermia (aumento en la temperatura del cuerpo)

Uvas y pasas  Pueden causar fallo renal 

Levadura de pan  Puede ocasionar un aumento de los gases en el tracto digestivo. Esto, además de doloroso, puede resultar en la ruptura de los intestinos. Aunque los efectos se reducen cuando la levadura se cuece al hornear el pan, por ejemplo, debemos tener mucho cuidado con las cantidades. 

Carne cruda o poco cocida Puede contener bacterias como salmonella o E. coli. 

Huevos crudos  Contienen una enzima que inhibe la absorción de biotina (una vitamina B), lo que puede resultar en problemas con el pelaje y la piel.

Xylitol Es un edulcorante que se encuentra en muchos productos (chicle, dulces, pasta dental, entre otros). Puede provocar un aumento de insulina en la sangre, lo que puede resultar en hipoglucemia (azúcar baja). También puede causar fallo hepático.  

Cebolla, ajo, cebollines Causan irritación gastrointestinal y pueden afectar seriamente los glóbulos rojos en la sangre.

Leche Las mascotas no poseen las cantidades de lactasa necesarias para metabolizar la lactosa (azúcar natural de la leche), por tanto, la leche puede provocarles descomposición estomacal y diarreas. 

Sal  Lo mismo en el adobo que en una bolsa de papitas o chicharrones,  puede provocar intoxicación. La mascota puede presentar exceso de sed, vómitos, diarreas, temblores, hipertermia y convulsiones.

Condimentos (orégano, pimienta, comino, etc.) Pueden ocasionar irritación gastrointestinal con vómitos y diarreas.

Huesos Pueden atragantar al animal. Pueden partirse y perforar el esófago, el estómago o los intestinos. Otros, como los de cerdo, se fragmentan y pueden formar masas que ataponen el recto.

Leche y quesos Muchos  animales son intolerantes a la lactosa, que es el azúcar de los productos lácteos y puede provocar diarreas o vómitos. 

Riesgos graves

Lo que parecería un simple gesto de cariño, un querer “darles un gustito” porque, total, es_____ –llena el blanco con Día de Acción de Gracias, Nochebuena, Navidad o la boda de la nena–, puede ser un riesgo grave para la salud de nuestras mascotas. Compartir con ellas pavo asado con relleno, lechón asado, cuerito de lechón, pasteles, arroz con gandules, morcilla y otras delicias de temporada puede desencadenar en: 

Gastritis Inflamación de las paredes del estómago. Se manifiesta con vómitos y falta de apetito. 

Enteritis Inflamación del intestino delgado. Entre los síntomas están falta de apetito y diarrea. 

Colitis Inflamación del colon. La mascota sufre diarreas que suelen ser mucosas y con sangre.

Pancreatitis  Inflamación del páncreas que se manifiesta con vómitos severos, dolor abdominal, fiebre y letargo.

50% En promedio, el porcentaje de visitas a la sala de emergencias veterinarias debido a las indiscreciones alimentarias

20%  En promedio, el porcentaje de aumento de visitas a la sala de emergencias veterinarias en época de fiestas como el día después de Acción de Gracias y el Día de Navidad

2 en adelante Veces que si la mascota vomita y/o tiene diarreas precisará atención médica cuanto antes

7 en adelante  Edad en que las mascotas empiezan a hacerse más susceptibles a los insultos alimentarios

Fuente: Dr. Javier Rodríguez Soto 

¡Cuidado con los gatos!

Cuando se trata de emergencias médicas por vómitos y/o diarreas –por enfermedad o por indigestión–, el veterinario Javier Rodríguez Soto indicó que hay que prestar especial atención a los gatos. “El  gato es más delicado todavía (que el perro) porque el gato rara vez vomita, excepto cuando vomita las bolas de pelo. Como tiene menor peso (que un perro promedio), se puede deshidratar bien rápido”.

Por otro lado, Rodríguez Soto mencionó que, en los felinos,  “las diarreas son más graves todavía, son algo más serio”. Y si el animal deja de comer, es cuestión de acudir el médico de inmediato porque “el gato tiene un metabolismo más rápido” que un perro y la falta de alimentación puede ser sumamente perjudicial.

Consejos prácticos

Para que el día después de Acción de Gracias o el Día de Navidad no termines con tu perro o gato en emergencias veterinarias, procura:

1. dejar bien claro a todos en casa –sobre todo, a los niños–, y a las visitas, que nadie le dará nada de la mesa a la mascota.

2. que cuando los humanos no estén cerca, toda la comida en la mesa y los mostradores esté bien tapada.

3. no dejar a las mascotas sin supervisión de un adulto cuando estén cerca de la comida.

4. botar las sobras en bolsas herméticamente cerradas y solo en zafacones con tapa segura.

5.  no dejar platos con restos ni vasos con bebidas al alcance de los animales... ¡ni por un minuto!