Ser hermosa de verdad supone serlo por dentro y no solo por fuera. No hay maquillaje capaz de disimular una línea dura en las comisuras de la boca, una expresión egoísta en el rostro, o una terrible mirada en los ojos.

Te compartimos un ejercicio que Indra Devi escribe en su libro: “Yoga: por siempre joven, por siempre sano. Los beneficios físicos y espirituales del yoga”. Consiste en siete pasos que debes seguir para evaluar tu apariencia y hacer lo que esté a tu alcance para mejorar:

1. Ponte de pie ante un gran espejo. Mírate de la misma manera con que examinarías a una extraña. Observa con detenimiento tu apariencia general: tu sombrero, vestido y zapatos.

2. Quítate la ropa y empieza a observar detalladamente todo tu cuerpo. ¿Hay alguna cosa que no te guste de él? ¿Acaso las caderas? ¿O quizás el vientre? Si no te gusta la apariencia de tu cuerpo, sé franca contigo misma y pregúntate por qué no te gusta.

3. Cuando veas en tu cuerpo por ejemplo una cicatriz, pregúntate si es que realmente necesitaste aquella operación. ¿Cuál fue la causa de esa condición mórbida? En la mayoría de los casos se trata de una autointoxicación. Tu salud, tu disposición corporal y psicológica, tu apariencia y tu figura mejorarían mucho si practicases más ejercicio físico y comieses, bebieses y fumases menos.

4. Si eres de verdad sincera contigo misma, sabrás a qué se debe el que estés tan gorda o tan delgada, por qué tu piel está marchita y tu color es pálido; de dónde provienen tus arrugas, tu estreñimiento, la imposibilidad o limitación física a la que te tiene condenada la artritis o de donde proviene esa enfermedad que te aqueja.

5. Después que hayas terminado con tu examen físico ponte algunas prendas de vestir, recuéstate sobre la cama o sobre un diván cómodamente y ponte a considerar con cuidado todas las causas posibles de tus trastornos: la tensión, el miedo, la irritación, la decepción, la ansiedad, las represiones, etc. y los remedios que tú crees que pueden ponerse a la situación.

6. Mírate por dentro y a fondo, y contesta a unas cuantas preguntas referentes a tus cualidades invisibles. ¿Eres una persona afectuosa o resentida, bondadosa o perversa? ¿Tienes un buen temperamento, eres comprensiva y generosa o bien avara, celosa y envidiosa?

7. Ahora permanece absolutamente quieta un rato y hazte después esta última pregunta: ¿Soy tan hermosa como podría ser? Si la respuesta es negativa, hoy es el momento para empezar a resolverlo.