El apetitoso olor de la carne a la brasa recorre toda la entrada del local, dándole una gustosa bienvenida a los comensales que ahí llegan. Para los carnívoros, no hay nada mejor que esos aromas de la parrilla y el ahumador para ir preparando el paladar, que pronto se deleitará con costillas, churrascos o quizás salchillas en su punto justo.

Así inicia la tentadora experiencia que viene ofreciendo el restaurante Candelero a sus clientes desde inicios del pasado mes, tiempo en que reabrió sus puertas bajo nueva administración y con una oferta más informal.

Su cocina, comandada por el experimentado chef Luis Gerardo Rosado, –pasado chef ejecutivo de La Fortaleza–, no tiene mayor misterio que sus carnes a la parrilla de carbón, como el suculento rib eye encebollado. Sin embargo, las costillas son la verdadera razón de este grill house ubicado en Palmas del Mar (Humacao).

Según explica Rosado, éstas son el platillo estrella de Candelero, y para que estén bien asadas, deben atravesar por el lento proceso de cocción al que el ahumador las somete.

“Usualmente, el smoker se utiliza para cortes fuertes que toman largo tiempo de cocción, pues ayuda a romper los tejidos conectivos o ablandar el producto de forma natural. En el caso del cerdo, unas costillas toman de 4 a 6 horas. Las costillas de res tardan unas 8 horas”, observa el chef, quien dejó los fogones de la Mansión Ejecutiva para abrir el restaurante.

“A mí siempre me ha gustado cocinar así porque es un método natural que requiere paciencia. Son productos que, como tardan tanto tiempo en el proceso para que queden ahumados, pues el resultado final satisface más”, asegura Rosado, quien también formó parte de las cocinas del Ritz-Carlton y del desaparecido Varita.

Esmerada elaboración

Si bien su oferta gastronómica es bastante casual –en el menú figuran, por ejemplo, alitas de pollo y buñuelos de maíz con jalapeños–, los platillos de Candelero sorprenden no sólo por su sabor, sino también por su cuidada presentación y elaboración.

En este sentido, Rosado detalla que las salsas que acompañan las carnes son hechas en la casa para realzar su gusto, en lugar de mitigarlo.

“No es un restaurante tradicional en donde cada comida sale con esas salsas de reducción de vino ni nada por el estilo. Nosotros tenemos salsas frescas, como el chimichurri de tomates secos y la de BBQ de la casa, que la hacemos con malta. Las costillas vienen bañadas en esa salsa y con un mojito que hacemos también aquí, que es basado en orégano y limón”, detalla el chef.

Wilbur Hoffman, copropietario del restaurante, destaca que “los acompañamientos del país” con los que salen las carnes han sido, asimismo, bien recibidos por los comensales. Algunos de los más populares son el fufú de amarillos con tocineta, cilantro y ajo, las batatas al carbón con ajo puerro y perejil, y el sustancioso arroz Candelero, que combina huevo, tocineta, cebolla y amarillos, entre otros ingredientes.

“De fine dinning que era antes (con el pasado dueño), lo quisimos hacer bien informal. Porque la gente que vive en Palmas o que viene aquí es como para estar de vacaciones. Pueden entrar en (pantalones) cortos, en chancletas... En fin, puedes venir como tú estés cómodo, que así eres bienvenido”, puntualiza Hoffman.

En cuanto al establecimiento, el local es amplio, cómodo y bien iluminado, con ventanales de cristal con vista a las áreas verdes y las caballerizas ubicadas justo al lado del restaurante. Los que desean cenar al aire libre, pueden hacerlo sin problema en las mesas ubicadas en el patio trasero del establecimiento.