Yo como que estoy enamorá y les cuento el porqué. El otro día me tocaba trabajar visitando supermercados en los que están disponibles mi nuevo producto “las Pamplonas” (por cierto, que son bien ricas). Mi ruta era Camuy, Aguada y Aguadilla. Lo primero que pensé fue “esto está lejos”. Pero como una de mis filosofías de vida es buscarle el lado divertido a lo difícil, me entusiasmé rápido porque (aparte que tener contacto con gente nueva) siempre es gratificante al alma el compartir con los demás.

Para estas cosas, mi chofer designado es mi esposito. Cuando llegó a recogerme estaba de lo más contento y con una actitud muy positiva para el viaje. Lo primero que vino a mi mente fue darle las gracias a Dios porque a este hombre le gusta conducir y me apoya en todo. Si no contara con su respaldo, mi vida sería mucho más complicada. 

Arrancamos la ruta y, mientras, aproveché para filosafar y agradecer en silencio por lo bendecida que he sido de compartir mi vida con un hombre como el que tengo. Mientras lo veía conducir buscaba la forma de observarlo y aprovechaba el momento para repasar las muchas cosas que nos ha tocado vivir juntos para echar pa’lante.

Ha sido duro, pero igualmente maravilloso y gratificante. El día que nos casamos, lloré mucho de camino a la iglesia. Maricelis, mi santa amiga, me preguntaba por qué lloraba si se suponía que estuviera feliz.

Recuerdo que entre sollozos y casi sin poder hablar le dije: tengo miedo a equivocarme, si me sale malo, o de si me arrepiento. Su respuesta para mi consuelo inmediato fue: “Te divorcias y punto, pero si no lo intentas nunca lo sabrás”. Suficiente para dejar de llorar, pues era la respuesta correcta. 

Hoy puedo decir ¡qué bueno que lo intenté! Qué bueno que ese día me casé con el hombre que amo y qué maravilloso es que sea el padre de mis hijas. Dios me regaló un hombre extraordinario. Me atrevo a decir que es de esos tipos que valdría la pena clonar. Quisiera que a mis hijas les toque uno así de bueno, cooperador, trabajador y complaciente como lo es su papá. 

Regresando al viaje hacia el oeste, le pregunto: ¿estás cansado mi amor? A lo que me responde: “na, estoy bien ¿por qué?” Y sin él esperarlo le digo: “¿quiéres ser mi novio?”.

Me miró sorprendido, abrió los ojos bien grandes y comienza a reírse. Yo me quedé seria, con mi mirada profunda y le vuelvo a preguntar: “Mi amor, ¿quieres ser mi novio?”.

Y ya, muerto de la risa, me contestó que sí. Una vez aceptó, decidimos desde este momento, a convertirnos oficialmente en “novios” y a actuar como tal, olvidándonos por varias horas de las preocupaciones, los compromisos y las responsabilidades, que hacen que a veces las relaciones pasen por momentos difíciles. Lo puse a pensar mientras disfrutábamos de ese momento y espacio que estábamos compartiéndo mientras llegábamos a nuestro destino. 

A veces se nos va la vida trabajando y procurando cumplir con todas las exigencias y responsabilidades que conlleva el matrimonio y mantener un hogar.

En ese esfuerzo a menudo, arrinconamos el amor de pareja y nos conformamos con el mínimo o con las migajas. 

Ponemos por excusa lo mucho que estamos trabajando y de esta forma nuestro mundo siga corriendo sin deternos. Luchamos para que a nuestros hijos no les falte nada y casi siempre lo que sobre es para nosotros (aunque lo que casi siempre sobra es cansancio). 

De más está decirles que lo pasamos espectacular. Hablamos de muchas cosas por el camino, nos propusimos muchas otras. ¡Nos portamos como verdaderos novios!

Ese día cumplimos con todos los compromisos propuestos que teníamos. Cenamos, nos enamoramos y les confieso que ese jueguito funcionó. 

Encontramos espacio en medio de las obligaciones, lo que nos confirmó, que sí se puede. En julio cumplimos 16 años de casados y con ellos, el compromiso de una vida juntos. No solo por nuestras hijas, sino por nosotros, porque nos amamos y queremos disfrutar en familia y envejecer juntos. En las buenas y en las malas, estamos listos y vamos pa’lante y enamorao’s. 

Te amaaaaamoooooos papitoooo Feliiiiz Cumpmeañooooos Iván !!!! #papitodemamita

A post shared by Saudy Rivera Soto (@saudy09) on