En la ruta de la vida hay muchas señales que nos van dirigiendo. Todas las posibilidades de estilos de vida, buenos y malos, están en la misma dirección y en la medida en que andamos las sendas nos vamos encontrando las pruebas que necesitamos para enfrentarlas.

Estas señales las vemos cuando nos damos la oportunidad de pensar y analizar hacia dónde vamos y lo que queremos en la vida, siempre y cuando estemos conscientes de lo que vivimos y la consecuencia de nuestras acciones.  Si eres realista con esas señales podrás adelantarte a lo que viene para ti. 

Aunque suene un poco clichoso, no hay nada más cierto de que si haces el bien, cosas buenas verás y, si por el contrario, haces el mal, ten muy claro que aquellos a quienes dañes, les tocará defenderse y debemos prepararnos para el rebote que vendrá después. Esto no es otra cosa que el resultado de nuestros actos. 

Con todo esto reflexiono y hago un paréntesis, porque aun haciendo el bien, muchas personas te devuelven traición. ¡Y esto no es fácil! Seguramente que tanto  a ti como a mí nos ha pasado más de una vez. Entonces, ¿qué hacer? La respuesta a esto, según mi experiencia, es verlo en el camino, así que sigamos caminando…

Es un hecho de que todos los días nos despertamos con una nueva página en blanco en el libro de la vida. Es un privilegio, si tenemos suerte, de poder regresar y terminar las páginas que quedaron incompletas o de poder arreglar los errores cometidos. Siempre que haya vida hay esperanzas y cada nuevo día trae consigo nuevas oportunidades.

Por esta razón es importante que cada uno de nosotros estemos atentos a estas señales internas y vivamos con una buena conciencia, preparados para dar lo mejor de nosotros siempre.  Tratemos de mantener encendido el botón de “grabar” para que podamos recordar las causas y los efectos de nuestros actos. Todo en la vida tiene una razón de ser y un porqué.  Nuestros pensamientos preceden a nuestros actos y nuestros actos son los resultados de nuestras ideas. Si actuamos en amor, cosecharemos amor, si actuamos en hipocresía, tarde o temprano,  recibiremos el pago por nuestra acción. Mantener nuestra conciencia activa y alerta es a lo que yo le llamo:  seguir las señales…

Las señales de la vida están por todos lados. Si nos detenemos y estamos alerta a ellas, probablemente las podamos ver o sentir a través de la música, un pensamiento, un predicador, una flor o hasta en el simple aroma de una buena comida. Ellas despiertan los sentidos y nos hacen ser mejores seres humanos. Aprendamos a recibirlas con agradecimiento, con humildad, con amor, sabiendo que su  único propósito es mostrarnos el camino que debemos seguir. Es cuestión de saber interpretarlas a tiempo y no pasarlas por alto.  

Evitemos que nuestras inseguridades, nuestras debilidades y nuestros temores opaquen el brillo de una buena señal en el momento indicado. 

“Es un hecho de que todos los días nos despertamos con una nueva página  en blanco en el libro de la vida”