Todos los días leemos y vemos noticias duras, tristes y difíciles. Dependiendo de nuestro estado de ánimo llaman o no nuestra atención y activan el botón de los sentimientos.

¿Cuán sensibilizados estamos ante el dolor ajeno? ¿Cuán cerca deben que ocurrir las cosas para que reaccionemos?

El uso de armas químicas en Siria ha despertado al mundo. El romper acuerdos de paz tan importantes nos hace ver claramente que el mundo ya no es como antes. La tolerancia y la lucha de poderes parece que vuelve a ser la prioridad.

Más impacto me causa que Estados Unidos, bajo la presidencia de un ser tan controversial e irreverente como Donald Trump, haya respondido con ataques a Siria. Esto, a mi juicio, nos pone de frente a una posible tercera guerra mundial, algo que nos cuesta tanto pronunciar y mucho más presenciar.

¿Cuánta gente se detiene a pensar en un futuro cercano bajo esta amenaza? Posiblemente, con la vida tan agitada que vivimos, mucha gente ni se percata ni se pone a pensar en el verdadero conflicto por el que estamos atravesando.

Otra noticia (a menor escala) que muestra otro abuso de poder, es la desgarradora historia del hombre que fue sacado a la fuerza de la aerolínea United por no ceder su asiento a petición de la gerencia y oficiales del Departamento de Aviación de Chicago. Las imágenes han recorrido el mundo entero. Se puede ver como este hombre sale herido del avión mientras los pasajeros se muestran aterrados ante el siniestro hecho.

No hay disculpa ni demanda millonaria que pague por la humillación de la que fue objeto este ser humano. No hay derecho a perturbar la paz, y mucho menos a lacerar a una persona que había comprado un boleto con todas las de la ley. Si sobrevendieron el vuelo, no es con violencia que se resuelve.

Más cerca de nuestro entorno, está la triste historia del guardia de seguridad que privó de la vida a padre e hijo siendo sus vecinos. Esto nos hace reflexionar hasta dónde llega nuestra tolerancia. Según trasciende, los hechos se dan en legítima defensa luego de varios altercados contra el hijo de este guardia quien pidió ayuda a su padre tras recibir una alegada paliza por parte de uno los caídos. Riñas de barrio que terminan en tragedias devastando la paz de la comunidad y de ambas familias.

Cada suceso que ocurre, tanto a distancia como a nuestro alrededor, nos deben sensibilizar de igual forma. No podemos hacernos de oídos sordos ni de la vista larga mientras el mundo se vuelca a la injusticia. Debemos ser entes de paz y diálogo, y esto debe ser nuestra convicción diaria.

Debemos unir nuestras súplicas a Dios para tocar cada rincón del Planeta. Pedir por la paz del mundo debe ser nuestra primera línea de oración todos los días.

Solo viendo el mundo como nuestro hogar nos hará respetar la vida. Solo si nos amamos unos a otros, el mundo será un mejor lugar para vivir en armonía.