Cuando Mónica conoció a Antonio, no solo la enamoró su forma de tratarla, sino también ese amor que mostraba a los animales.

“Para mí era perfecto, porque tuve perros desde que pequeña y verlo interactuar con su yorkie llamada Tatiana me parecía adorable. Cuando me quedaba en su apartamento, a veces la perrita se subía a la cama y me parecía cute. Los problemas comenzaron cuando él se mudó a mi casa meses antes de la boda y pretendía que Tatiana durmiera con nosotros todas las noches”, recordó.

Durante esos primeros meses de convivencia, a Mónica no le agradaba levantarse en las noches y encontrarse al borde de la cama, mientras que Tatiana dormía plácidamente en el mismo centro y Antonio solamente bromeaba con el asunto. 

La situación se agravó cuando ella amenazó que “o se va Tatiana de la cama o me voy yo”. Para Antonio fue un momento difícil y con un poco de recelo le compró una cama a su perrita que coloca a los pies de la cama.

Y es que, en muchas ocasiones, la comodidad se ve afectada cuando se decide compartir esa área de descanso e intimidad con la pareja y también con la mascota, pues al animal generalmente le gusta marcar territorio y se va a acostar o en medio de los dos o entre las piernas de la persona que considera su amo.

La psicóloga clínica Mayra del Carmen Rosado explicó que durante las horas de sueño se regeneran las células, la mente descansa y la persona se relaja por completo. Por lo tanto, es sumamente importante que esas horas se utilicen de una manera adecuada en beneficio de ambos. Tomando estos datos en consideración, la experta destacó que la calidad del sueño no debe ser negociable. 

“Muchas veces interfiere hasta en las relaciones sexuales, porque en ese momento tan íntimo puede tratar de meterse entre ellos o puede ladrar. Entonces, parte de esa dinámica del romanticismo se pierde. Una camita caliente para la mascota es lo que se recomienda y que la pareja pueda dormir placenteramente en la cama, cosa que sus cuerpos se puedan tocar y eso pueda propiciar un acto sexual”, opinó Rosado.

La experta también enfatizó en el hecho de que existe una diferencia entre si la mascota fue seleccionada por ambos o si es de una. Si es de ambos, la ven como un hijo y eso hace que ambos la acepten en su espacio. Pero si es un animal que llega con una de las personas, la otra persona podría ver con un poco de recelo el que lo meta a la cama.

Problema frecuente

No obstante, esta situación es más común de lo que piensas, aseguró la psicóloga clínica, Jennifer Fuentes. A menudo muchas parejas buscan ayuda porque sienten que sus mascotas los separan, sobre todo cuando uno de ellos siente que la mascota usurpa su lugar en la cama matrimonial y afecta sus horas de sueño.

“Partiendo de la premisa que una pareja se compone de dos integrantes sería más beneficioso que la cama sea compartida única y exclusivamente por ambos humanos. No obstante, de haber alguna discrepancia en la manera de pensar sería beneficioso lograr una negociación efectiva. Tanto la pareja como la mascota son importantes, por lo cual se deben establecer límites y acuerdos para la convivencia saludable”, señaló Fuentes. 

Ambas expertas concurren en que, si las dos personas están de acuerdo con llevar a la mascota a dormir con ellos, no debe presentarse ningún problema a largo plazo.

Cómo decir “ya no más”

Si ya no soportas más la situación de tener a tu mascota como un tercero en tu cama es momento de sentarte a hablar con tu pareja. Esta conversación en la que expreses tu incomodidad debe darse en un momento en el que ambos estén calmados y no en medio de una discusión, pues se trata de llegar a un acuerdo, no de ocasionar un problema mayor.

Rosado aconsejó que el diálogo se debe dar en un espacio en el que ambos se sientan cómodos. “Lo puedes invitar a cenar o aprovechar unos minutos en los que estén tranquilos y decirle que sabes que la mascota ocupa un espacio especial en su vida y eso lo respetas, pero que también para ti es necesario aprovechar las horas de sueño y disfrutar de la intimidad solo entre los dos”, sugirió la experta.

Por su parte, Fuentes recomendó establecer límites y acuerdos para la convivencia saludable. 

Dependiendo de los valores de la pareja pueden negociar la relocalización de la mascota en una cama aparte al lado del dueño con el cual tiene apego. También se deben estipular horarios y momentos en los cuales la mascota pueda estar en la cama y horarios en las cuales el animal se habitúe a dormir solo en el área designada. 

“Hay que pensar que si la mascota hace ruidos molestosos, presenta problemas de conducta o el olor no es agradable, sería injusto que la pareja tenga que tolerar esa situación.  Si el apego hacia la mascota afecta directamente la relación de pareja pudiese ser necesario buscar ayuda profesional”, añadió Fuentes.