Jamás imaginó que su pasión por el instrumento de viento que descubrió a sus 13 años la llevaría a convertirse en la primera mujer puertorriqueña en ser seleccionada oboísta principal de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. 

Para Frances Colón, quien cuenta con un doctorado en artes musicales de la Universidad de Illiniois en Urbana Champaign, todo pasó sin planificar. 

“No me di ni cuenta”, mencionó pensativa sobre la oportunidad que inició en 2007. “Audicioné y cuando fui la elegida para ser la principal oboísta de la orquesta, fue que la persona que se iba, que llevaba 38 años ahí, quien era mi profesor y maestro, David Burns, me dijo ‘mira el logro que has tenido’ ”. 

Esto cobró un valor mayor por el esfuerzo de tantos años de estudio y dedicación. “Cuando estaba terminando el doctorado, con todas las dificultades y retos que tiene hacerlo en cualquier disciplina, él me dijo ‘tienes que terminarlo porque tú serías la primera persona en completar un doctorado de esa naturaleza en Puerto Rico’ ”. 

Su compromiso por perfeccionarse le exige un mínimo de dos horas de práctica diarias. “Eso es en el verano, cuando no estoy haciendo nada. Mantenerse tocando a un nivel profesional requiere mucho tiempo y mucha dedicación. Se asemeja al tiempo que se toma entrenándose para un maratón”. 

Su interés por el instrumento se dio tan pronto lo descubrió, luego de que la directora de la Escuela de Libre de Música de San Juan se lo asignó. “De la misma manera que la mayoría de las personas no saben del oboe, yo tampoco sabía lo que era. Por eso me identifico y me tomo el tiempo de explicarles a las personas”.

Este desconocimiento le parece contradictorio en el sentido de que “lo escuchamos a menudo porque es instrumento de melancolía. El sonido es el que utilizan en las películas, en las novelas, el que te hace llorar y entrar en ese espacio de introspección”.

La artista se convirtió, además, en la primera oboísta en comisionar obras de compositores puertorriqueños para este instrumento para la orquesta. “Me di a la tarea de contactar al gran maestro y compositor Roberto Sierra y encargarle escribir una obra”, y de esta manera “empezar a dejar un legado de música de compositores puertorriqueños que nos representen en el área del oboe”. 

Creó una fundación

Brillar en nombre de la Isla a nivel profesional no es suficiente para la artista, quien por años ha buscado motivar a otros a desarrollar su talento en el instrumento que ha sido su pasión por años. Por eso, en 2009 creó Oboe Mobile Foundation. Y tanto ha sido su compromiso, que en 2016 decidió renunciar a la Orquesta Sinfónica para dedicar más tiempo al desarrollo de la fundación.

A través de seminarios, clases, talleres y presentaciones educativas-interactivas, la entidad sin fines de lucro contribuye a la formación de oboístas en Puerto Rico. 

“Hicimos el primer taller de oboe en 2009 y se presentaron nueve estudiantes. Ahora en 2018 teníamos casi 50 de todo Puerto Rico”, resaltó con orgullo. “No hay una organización en Estados Unidos ni en Puerto Rico ni el mundo, que se esté desarrollando como esta organización se está desarrollando. Somos únicos en nuestra clase”.

Si bien aplaude estos logros, hace un llamado para recibir apoyo. “Nuestra organización necesita recursos económicos para poder llevar a cabo nuestros programas educativos”.