Fue rompiendo barreras, una tras otra: de género, de edad, familiares, estudiantiles, laborales. Una a una, su “terquedad”, como ella misma le dice, le ayudó a sobrepasar obstáculos y, al día de hoy, ya hace historia: es la primera mujer puertorriqueña contratada para trabajar en una torre de control aéreo en Alicante, España.

Natasha Eka Dharma Padilla tiene 23 años y es piloto, algo con lo que no soñó, sino que llegó hasta ella. 

“Un día, estando en la President Washington Academy, en Levittown, Toa Baja, llegó gente de la Inter con información sobre las distintas carreras y, entre ellas, ofrecían la de piloto y dije, ‘ay, mira, quiero probar eso’”, contó la joven desde la Escuela de Aeronáutica de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, recinto de Bayamón.

Las instalaciones de la Escuela de Aeronáutica están en Isla Grande, donde cuentan con un sofisticado simulador de vuelo gracias a un acuerdo de colaboración con Airways New Zealand.

“No, yo no era de las que llevaban al aeropuerto de chiquita a ver aviones despegar”, dice riendo la joven nacida en Bayamón, de padre indonesio y madre boricua. “En casa no entendían. No tuve mucho apoyo en cuanto al tipo de carrera que escogí y hubo veces que tuve que tragarme mis alegrías porque no quería que se sintieran mal”, cuenta Natasha.

“No entendían por qué me quería ir tan lejos y no quedarme en Puerto Rico. Pero es que sé que estoy destinada a cosas más grandes”, asegura con convicción.

Estuvo seis años preparándose como piloto y se chocó de frente con una carrera donde dominan hombres y donde la dejaban de lado por la experiencia de Fulanito o el carisma de Sutanito. “Y ahí tenía que hacerme oír, levantar la voz, porque yo sí sé de lo que hablo”, resaltó con determinación.

Ahora es piloto licenciada con ‘rating’ en instrumentación. El próximo paso fue terminar su bachillerato en Gerencia en Ciencias de Aviación y en eso le abrió otra puerta: hacer un curso de control de tráfico aéreo.

El programa era piloto y nadie sabía si se podría lograr. “Nunca faltaron las críticas de familiares y amigos, y cuando me critican me pongo peor y más me empeño”, comentó Natasha. Fueron muchas las noches de dudas, sin saber si terminaría, sin apoyo de su círculo más cercano, sin saber si luego de tanto esfuerzo tendría trabajo. El programa es tan exigente que en sus inicios casi 600 se matricularon y apenas cinco se graduaron.

Natasha está que todavía no se lo cree e insiste en aclarar que eso de ser la “primera mujer” en Puerto Rico en lograr ser contratada en España es inmaterial. “No me lo gané por mujer, me lo gané por mi trabajo, mi esfuerzo, por fajarme”, insistió.

Pero la realidad es que estás sentando un hito y eres mujer. Y joven, y puertorriqueña, y la primera controladora aérea del programa de la de Inter.

(Piensa un poco). "Sí, es verdad. Pero pudo haber sido cualquiera de mis compañeros".

Y es que no es asunto de género sino de ganas. “Hoy quiero ser controladora aérea; me encanta estar en esa cabina, tener el control de miles de vidas en mis manos. Estoy preparada para ello y seguiré creciendo; quizá algún día sea gerente de las torres de control, o me salga y sea masajista, o termine trabajando en Wall Street”, dijo encogiéndose de hombros. 

“No me pongo límites. Es cuestión de seguir adelante”.