Constantemente afloran historias noticiosas sobre la migración de profesionales puertorriqueños, principalmente hacia Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades de empleo y condiciones salariales.

Cindy M. Figueroa Miranda rompe con esa realidad. También echa al traste con la visión quizás generalizada de que la educación pública en el país no sirve. 

Ella, para su orgullo, es producto de la educación pública, tanto a nivel de escuela elemental y superior como universitario y postgraduado. Estudió en la especializada University Gardens y cursó su bachillerato y doctorado en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

Actualmente es profesora asociada de química en la Universidad Politécnica y directora asociada de Water Step en Puerto Rico. Bajo esta empresa se ha convertido en una voz dominante en la educación y distribución de un sistema de desinfección de agua que le ha servido a la isla tras el desastre del huracán María.

Sobre su preparación académica y experiencias profesionales, esta profesional de 32 años, natural de San Juan, casada y madre de una niña de tres años, habla con entusiasmo, con la energía que a temprana edad la hizo descubrir su pasión por la ciencia.

“De las cosas que más me gustaron es esa cosa matemática, y soy bien competitiva. Ponían ejercicios en la pizarra y yo estaba ahí, ‘dale, dale, que a mí me va a salir primero’, y esa competencia conmigo misma y con los otros compañeros me gustó, porque tengo que estar todo el tiempo pendiente, analizando, porque la mente va a las millas”, compartió del comienzo de una trayectoria que el mes pasado la llevó como invitada a sede de la Organización de las Naciones Unidas para ser parte del Día Internacional de la Niña y la Mujer en Ciencias.

“Además, los temas en química van tan profundos en la materia, que la ves y no entiendes qué está pasando con la materia, y la química te lleva más profundo y te abre la mente a otro mundo”.

La experiencia profesional de Figueroa Miranda ha sido constantemente en balance entre mujeres y hombres, aunque quizás con una tendencia mayor entre las féminas. Esa visión ha venido a cambiar para ella en los salones de clases de la Universidad Politécnica, donde se ha topado con una matrícula más masculina. 

“Se ha comenzado este movimiento de que haya más mujeres en ciencias y veo que queremos cambiar el que haya poca cantidad de mujeres, pero a mí me sorprende (la cantidad de hombres en sus salones de clase) porque en Puerto Rico estudiamos muchas mujeres”, expuso.

Lo que pudiera no ser tan equitativo es la paga por trabajo, en el plano local, sin embargo esta mujer valoriza otros aspectos de la vida, por encima de una alta remuneración en Estados Unidos.

“Hasta donde las circunstancias como familia nos permitan, yo quiero quedarme en Puerto Rico”, afirmó. 

“Quiero que mi hija crezca aquí con sus abuelos y, de hecho, una de las cosas que he tenido la suerte, una bendición increíble, y que he podido seguir trabajando y hacer todo lo que quiero, es gracias a la familia que tengo a mi alrededor. Si no, eso hubiese sido una limitación fuerte y eso me lo da el estar aquí, estar en mi país”.