Un estudio de la Universidad de Michigan concluyó  que socializar reduce el estrés y la ansiedad de las mujeres. ¿La razón? Cuando nos sentimos   cercanas a otras aumentan los niveles de progesterona, la hormona de las emociones positivas.

Según los investigadores estadounidenses, esta sustancia, que fluctúa con el ciclo menstrual, promueve afectos y conductas más benévolas con el entorno. En otras palabras, facilita la vinculación social.

“Estos vínculos nos pueden ayudar a entender por qué la gente que vive en relaciones muy cercanas es más feliz y más sana y vive más que los que están socialmente aislados”, dijo la doctora Stephanie Brown, autora principal del estudio.

La psicóloga Argelia Medina, profesora de la Universidad Javeriana, considera que conversar puede aportarle tanto a una persona como una terapia psicológica. “Compartir permite relajarse, sacar las preocupaciones y recibir consejos”, señala.

No obstante, aclara, no es recomendable entablar conversaciones íntimas con cualquier persona, sino con gente que inspire confianza y seguridad.

“Cuando uno habla con otra persona se da cuenta de que no es el único al que le pasan determinadas cosas, y eso puede conducir a un desahogo”, explica la también psicóloga Sandra Zea. Cuando las personas se guardan las cosas y no socializan, pueden caer en reacciones impulsivas, sensación de soledad y hasta resentimiento, advierte la experta.

Zea cree que las mujeres, por su naturaleza de madres y cuidadoras, se acostumbraron a formar redes de apoyo. Por eso, añade, siempre han sido más sociales que los hombres, y las conversaciones entre ellas, mucho más emocionales.

Eso no significa que los varones no socialicen o que no disfruten de sus charlas. De hecho, los especialistas insisten en que ellos obtienen de sus relaciones beneficios similares a los que reciben las mujeres.

A juicio de María Isabel González, directora del programa de psicología de la Universidad del Rosario, el hecho de que la mujer sea más verbal que el hombre tiene que ver con diferencias culturales. “A las mujeres se nos permite hablar de temas banales, y esas conversaciones, además de ser divertidas, en muchos casos liberan el estrés”, concluye.

Para vivir más tranquilas

La psicóloga de familia Nohra de la Espriella comparte algunos consejos para vivir más tranquilas y con menos estrés. 

Busca a una amiga (o amigo) de entera confianza para compartir tus preocupaciones o las situaciones que te estresan.

Sal de los ambientes que te generan estrés y abre campo a actividades de socialización, como tomarte un café o comer con tus amistades. 

Por más alterada que estés, tómate un instante para tranquilizarte; respira profundamente varias veces. La ira puede llevarte a cometer actos impulsivos de los que te arrepentirás después.

Tómate el tiempo de escuchar a los demás. Muéstrate sinceramente interesada en la otra persona y en brindarle apoyo.

Si no te sientes segura de compartir con alguien más lo que te pasa, escríbelo. Es una gran herramienta terapéutica. Mediante la escritura las personas liberan tensiones.