Existen diversas  maneras  en las  que  un cineasta puede contar  una historia.   La  diversidad de  presentar, proyectar     y  narrar un  suceso cotidiano  en el cine   es inimaginable.  

Sin embargo,  la  joven  cineasta y  humanista Llaima  Sanfiorenzo    encuentra   que  la mejor  vía para  documentar  una  historia común es desde los  ojos  del mismo protagonista.

Es así que nace  el proyecto   Fábrica de  autoretratos,   un archivo de la humanidad.

La directora de cine, de 32  años y natural de Guayama, ha desarrollado  una  iniciativa  única   de que  cada persona  cuente  su  historia a través  de sus ojos,  bien sea en  Puerto Rico  o en  África.

Su proyecto es abarcador y pretende motivar a la reflexión mediante la narrativa cinematografía.

“La  idea de  la  Fábrica  de  autoretratos es  dar  talleres alrededor del mundo. Que las   personas  escriban  un guión  sobre  su  historia y  hacer  una  investigación sobre  su  vida. ¿Quiénes  son ellos?”,  explicó  la  joven que  estudió cine  en  Cuba  y  se  ganó  una  beca de  estudios  en  Alemania.  Allí,   en   Berlín,  estudió  dirección cinematográfica en el  2011  y  comenzó a darle  forma al proyecto.

Entusiasmada con  la  creación  de  este  archivo  de  la  humanidad contado en primera  persona, la directora de cine   ha  tenido  la oportunidad de trabajar con diferentes  poblaciones marginadas en Colombia,  África y Puerto Rico, entre  otros destinos.

Llaima estuvo 40 días en el  desierto del Sahara trabajando en este proyecto junto a una decena de mujeres que   elaboraron diversos cortometrajes sobre su vida.

Igual lo hizo con niños colombianos de escasos recursos y ahora trabaja con 24  confinadas de la cárcel de mujeres  en Vega  Alta.  

Sanfiorenzo imparte en la cárcel un taller de cámara básico, escritura de guiones, clases de dirección, sonido y todas se van rotando con el fin de realizar un documental. 

Este trabajo sería su primer largometraje   en la  Isla dentro de lo que  es  la  Fábrica de  autoretratos.

“El  trabajo  dentro de  la  cárcel ha  sido  maravilloso.  Ellas   están muy  envueltas  en desarrollar  su  historias.  Estoy  con  ellas semanal. No  voy allí a  juzgarlas  ni a  conocer  el por qué  están en la cárcel. No  me  interesa.  Me  interesa en que  se descubran  y  conozcan  su  propósito. He  visto  que  aunque son historias distintas han encontrado la  libertad  a través del proyecto”, sostiene la  cineasta  que  conoció a las  confinadas  a través  del  programa de actuación que  imparte  la  actriz  Elia Enid Cadilla.    

Dentro  de las satisfacciones  que  experimenta a  nivel  personal, más  allá  del  aprendizaje  laboral  destacó  el  poder  escuchar  cómo   algunas  mujeres en la  cárcel  de  Vega  Alta  han   podido vislumbrar  otro  futuro  distinto al  de estar  confinadas, un camino sin la  carga  del pasado.