Frente a las cámaras del programa televisivo Somos lo que comemos está la chef Mai-Ling Cabán, una mujer puertorriqueña que promueve la buena alimentación con recetas de su creación. El programa se transmite por América TV, Canal 24, todos los días, a la 1:00 p.m.

Elizabeth Sánchez, productora del programa, contó que el mismo ha tenido un gran éxito y lleva cuatro temporadas. “Los auspiciadores se han mantenido y la chef, con su carisma, ha logrado que el canal acepte transmitir Somos lo que comemos en Estados Unidos para la comunidad latina”, sostuvo Sánchez.

“Pero lo increíble es que, detrás de esta celebrity chef hay una gran mujer, madre, profesional, humilde, un gran ser humano con un gran corazón”, agregó. 

Cocina con propósito

Además de su programa televisivo, Cabán es la coordinadora del Programa de Artes Culinarias y profesora en la Universidad Interamericana, Recinto de Bayamón. Ofrecen cursos técnicos de artes culinarias de un año. 

También es chef de Goya de Puerto Rico y madre de tres hijos: Steven de 25 años, Jean-Marc de 20 y Nicolás de 10 años. 

“Estoy casada hace 27 años con Juan Ramón Rivera Vega y fui mamá a los 19 años. Ese amor de madre que siento lo llevo al salón, a mis estudiantes. Siento que tengo que ayudarlos, no quiero que salgan a la calle y sean un número más de jóvenes sin futuro. Quiero que mis estudiantes sean unos dignos representantes de nuestra gastronomía puertorriqueña”, subrayó Mai-Ling. 

Aseguró la chef, quien estudió educación y luego artes culinarias, que desde pequeña le gusta la cocina. “Mi abuelo Papá Cabán era ganadero y todos los días traía leche a la casa. Yo ayudaba a mi bisabuela Trina y a mi abuela Yuya a confeccionar queso ricota”, recordó. “Mi padre Luis E. Cabán Dávila era abogado y quería que fuera abogada, pero mi amor era la cocina y fui fiel a mi sueño”.

Sobre su experiencia como profesora dijo que siente que tiene “una cocina con propósito”. 

Contó la chef que dentro de la matrícula hay estudiantes que llegan condicionados por corte a que estudien o de lo contrario tienen que cumplir cárcel. Otros llegan con problemas de agresividad, con inseguridades y baja autoestima. “La verdad es que yo acojo a mis estudiantes como si fueran mis hijos y los ayudo hasta graduarlos. Quiero echarlos hacia adelante y si es a través de la cocina que lo puedo lograr, lo voy a seguir haciendo”.

 “Recuerdo a José (nombre ficticio para ocultar su identidad) que al salir de la cárcel se matriculó en el curso. Llegó agresivo, pensaba que iba a ser señalado y rechazado por todos”, contó. 

Mai-Ling citó al chico a su oficina y le dijo: Lo que quiero es ayudarte, sacarte adelante. Desde ese momento el joven cambió y se tornó en la mano derecha de la chef en la cocina. “Y ahora se está graduando. Lo puse en una buena práctica y se ganó la confianza del chef ejecutivo y lo dejaron trabajando allí. Por medio de la cocina adquirió técnicas de seguridad en sí, disciplina y organización. Gracias a la cocina logró superarse”. 

Otro de sus estudiantes, al que llamaremos Ricardo, llegó a matricularse acompañado de su padre. Era un muchacho con problemas emocionales bien marcados y estaba medicado. 

“Ya había intentado suicidarse. Llegó a mis manos con este background y comencé a enamorarlo con la cocina. Le dije: tú vas a estar conmigo y yo voy a ser tu bastón. Vamos a descubrir juntos si esto es lo que quieres hacer”. 

Mai-Ling hizo un trato con Ricardo para que, cuando se sintiera abrumado fuera a su oficina a conversar con ella. La confianza fue creciendo y la profesora le dio su número de teléfono por si en algún momento sentía urgencia de hablar con ella. 

“En una ocasión tuvo una baja emocional y me llamó. Al escucharlo desesperado le dije que fuera a la cocina de su casa y a través del teléfono le fui dando las instrucciones para crear una receta. Él siguió las instrucciones y se fue tranquilizando por medio de la cocina”, aseguró.

Ricardo descubrió en el programa de Artes Culinarias que su pasión era la carnicería. Ya se graduó y hoy en día trabaja en una carnicería. “Siempre nos comunicamos y nos tomamos un café y conversamos”, concluyó .