Siempre niña, siempre   escucha. Esa   es la consigna  de vida de   la   joven  Ness  Marie Tollinche,  directora  de   Girls  Scouts   de Puerto Rico. 

A sus   seis  años  ingresó al   movimiento   de  niñas  escuchas   en la Isla  gracias  a  la iniciativa de  sus  padres. Sus  progenitores   deseaban que  conociera  la  filosofía  del   escultismo, que procura  enseñar a los niños a respetar su entorno físico y humano  mediante  el  contacto  con la naturaleza  y  la integración a la  comunidad.   Fue  en las  Girls Scouts que  conoció  el  significado  de la  hermandad,  de  ver  cómo  “mi  hermano, mi  papá  y  mi mamá   fueron Girls  Scouts”  y  convertirse   en  una  líder. 

Esas experiencias   adquiridas   ahora las  ve  en los  rostros de las 4,000  niñas  escuchas  que  pertenecen  al  movimiento en Puerto  Rico,   que   cuenta además   con  2,000  adultos  trabajando por  el bienestar  de   las  menores.

“Aquí  se  trabaja  para  desarrollar  valores y  liderazgo. Por  medio  de  este  movimiento,  estas  niñas  hacen del mundo  uno  mejor. Se trabaja  para  que  cada  niña tenga una   autoestima  fuerte  y  sepan que  pueden lograr lo que  deseen en la  vida. No  existe   ninguna  piedra  que   se  interponga   en el camino  si  vamos  detrás  de  nuestros  sueños”, precisó  la joven  que   se  fue  de las  Girls   Scouts   tras   cumplir  la  etapa  junior.

Tollinche estuvo más  de  15  años  desconectada del  movimiento hasta   hace  dos  años.  Según contó, un día  abrió  el periódico   en la  sección de  empleos y  vio que solicitaban la  posición  de  directora    ejecutiva  de  Girls Scouts.  

“Pensé   en  ese  momento: ‘¿Tendré todo lo que   buscan?’ Y   dudé.  Pero  apliqué  y  sé que  lo  tenía.  Era  alumna  del movimiento  y,  además  de   tener  la   base,  creo fielmente  en el  trabajo de  las Girls Scouts, y   me  apasiona. Después   de siete  entrevistas  en Puerto Rico  y  Estados Unidos, dos  ensayos y una   prueba  psicométrica, aquí  estoy. Le  doy  gracias a   Dios por  haber abierto ese día  el  periódico porque  esta  experiencia  cambió  mi  vida”,  recordó  con entusiasmo sobre   el momento  en que  aceptó  tomar  las   riendas del movimiento.

Desde  entonces  asegura  que  no  hay  espacio  para el aburrimiento en su  vida ya  que  es  un “trabajo 24/ 7”.         

“Vivo  para  estas niñas. Tengo  ese  enlace  perfecto  con   las   nenas. El que   tus jefas  sean  un chorro de  nenas  espectaculares...   las   más  jóvenes  de  cualquier  profesión  y  las   más exigentes a  la  vez; es  maravilloso. Son las más sinceras. La  verdad es que  cada  vez  que veo que  ellas  pueden llegar  a hacer las cosas,  ser  seguras y  que sepan  lidiar con su  entorno, sumado a   la  grandeza  de  dar  y  ayudar a   los  demás, no  existe   una  mayor  satisfacción”,  explicó la  directora  ejecutiva,  que  aclaró  que  los  recaudos de la venta  de  galletas   que  realizan las niñas van  destinados a   proyectos internos  y para la realización del  campamento  de verano al que  asisten  todas   las  niñas escuchas  de  la  Isla. 

La directora    recalcó que  esa etapa   de  vender  galletas les  permite  a las  niñas ser  empresarias  y  conocer el manejo  correcto del  dinero.   

Por último,  enfatizó  que   una  de  sus  mayores  motivaciones dentro de la organización  sin fines  de  lucro  es  ver las  trasformaciones de  niñas  que  han sido víctimas  de  bullying y han  superado el  problema. 

“Aquí las  líderes  son oro. A ellas  va  el eterno  agradecimiento porque  no  solo son  las  figuras  modelos   para  estas niñas, sino que  además  se  convierten en una  segunda  madre... y eso  vale  oro”,  acotó.