La llegada de la menopausia trae consigo una serie de cambios hormonales que tienen repercusión en la sexualidad femenina. La disminución en la producción de hormonas, especialmente de estrógeno, provoca que muchos tejidos alteren su estructura o función. 

Más allá de los sofocones y la sudoración nocturna -que disminuyen con el tiempo- existen otros síntomas que no se atenúan por sí solos y que requieren atención médica. De hecho, la disminución del estrógeno tiene varias implicaciones en el organismo y una de ellas es que la relación sexual sea dolorosa. 

A esto se suma la disminución de los niveles de andrógenos (hormonas masculinas como la testosterona), que están asociadas a la diminución en el líbido o deseo sexual.

Se estima que entre un 20% a un 45% de las mujeres en esta etapa de la vida sufren de falta de lubricación y dolor durante el acto sexual, a lo que se añaden otros síntomas, como picor, ardor, y una mayor frecuencia de infecciones vaginales y de orina.

Según la Women Health Society, la atrofia vaginal secundaria a la deficiencia en estrógeno es la causa más común del dolor durante las relaciones sexuales, pero aclara que se trata de un problema que puede tratarse efectivamente. Precisamente, se indica que hay varias opciones de tratamientos vaginales disponibles, como cremas vaginales, la tableta vaginal de estradiol y el anillo de estradiol, entre otros.

Mientras, la American Cancer Society expone que la terapia hormonal ha sido utilizada por décadas en mujeres para aliviar los síntomas de la menopausia, como los acaloramientos y la sudoración. Esta terapia se conoce como terapia hormonal en la menopausia que, en términos generales, es a base de estrógeno o estrógeno con progestina. Los estrógenos, comúnmente usados para tratar los síntomas de la menopausia, incluyen estrógenos conjugados y estradiol, aunque también se dispone de varias otras formas o tipos de estrógenos. 

Cabe resaltar que, al igual que con otros medicamentos, el tratamiento con hormonas tiene riesgos y beneficios. De ahí la importancia de conversar con el médico y educarse adecuadamente. 

Entre los posibles riesgos, se menciona un aumento en la posibilidad de tener coágulos en la sangre, ataques al corazón, derrames cerebrales, cáncer de mama y enfermedad de la vesícula biliar. Además, en mujeres con útero, el estrógeno aumenta la posibilidad de cáncer de endometrio, aunque el uso de progestina disminuye el riesgo.

Consejitos

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomienda lo siguiente para mejorar tu calidad sexual:

Para aumentar el deseo: controla el estrés; resuelve los problemas de pareja y de comunicación. El momento del acto sexual es para el acto sexual, concéntrate y enfócate en disfrutar.

Para aumentar la excitación: extiende el tiempo dedicado al juego previo (foreplay). No fumes ni ingieras alcohol en exceso. Si experimentas resequedad usa lubricantes vaginales.

Para alcanzar el orgasmo: aumenta el estímulo sexual. Intenta con juegos y fantasías.

Para minimizar el dolor: intenta distintas posiciones y realiza otras actividades sexuales que no envuelvan penetración. Vacía la vejiga antes del acto sexual. 

Si la resequedad vaginal no se mejora con lubricantes, visita tu médico ya que existen tratamientos efectivos para resolver ese problema. Si no has notado mejoría, visita un profesional de la salud con conocimiento en estos temas como el ginecólogo y un sexólogo. Sé abierta y honesta. Involucra a tu pareja. No hay por qué sentirse avergonzada. Todo tiene solución si se atiende a tiempo.