Para muchas mujeres la celebración de las nupcias es considerado el día más especial de su vida. La idealización de ese momento supone que todo sea sublime y perfecto. 

Se espera de esa fecha que la novia luzca tal como siempre se imaginó: con el vestido de sus sueños, ese que es el único capaz de provocar en ella lágrimas de emoción a la primera puesta. 

Sobre la ceremonia y recepción también se generan altas expectativas pues los ojos de los invitados estarán todos puestos en elementos claves como el bizcocho, la decoración, las flores y el menú. 

Pero, ¿qué sucede cuando alguno de los factores que contribuyen a la magia del festejo sale mal? Para cualquier persona puede ser una pequeñez que tiene solución, pero la para la mayoría de las novias, por el estrés que en que se encuentran, relacionado con la boda, cualquier dificultad con solución puede convertirse en una verdadera tragedia. 

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La coordinadora y consultora de eventos Pao-Pei Irizarry compartió con Miércoles de Mujer algunas anécdotas sobre situaciones que podrían considerarse como desastres en algunas de las bodas que ha organizado a través de sus más de 30 años de experiencia en esa industria. 

Novias sin vestido 

Si algo puede verdaderamente complicar el estado emocional de una novia son las dificultades que relacionadas con el vestido.

La coordinadora recordó el caso de una boda de destino que había enviado su traje por correo, y el mismo no solo no llegó, sino que nunca apareció. “Tuvo que ir corriendo a comprar otro traje”, indicó. Otra anécdota fue la de una novia que hace muchos años hizo préstamo para comprar el traje soñado. “Lo mandaron al laundry, lo plancharon y lo cambiaron de color. Ella se quería morir... No cualquiera sabe planchar trajes de novia”, relató. En otra ocasión, un destacado diseñador local, que en sus últimos días trabajaba para costear sus medicinas, le hizo vestido a una de sus clientas terminó siendo un verdadero de desastre. “A aquel traje se le veían hasta las marcas que tú le haces con el lápiz rojo (donde van las costuras). El traje era blanco y tenía costuras hasta con hilo rosa”,  recordó. 

Boda sin Flores

La decoración  suele definir la personalidad de la novia, y las flores son parte fundamental en ese departamento. ¿Pero, y si el decorador confunde la fecha del festejo un día después del Día de Acción de Gracias?  Eso  ocurrió en la boda que coordinó para la hija de su vecina. “No había sitio donde conseguir flores. Nosotros vivíamos en una finca, y hemos arrancado y picado todas las flores y orquídeas. Cuando van desfilando por la iglesia el dueño de la casa me dice: ‘Pao-Pei, yo te felicito porque esas flores son todas igualitas a las de casa... Le acabamos con el jardín, con el de él y con el nuestro”, recordó  entre risas. 

Prende y pasa 

Es común que el estrés se apodere de los nervios de la novia, más aun a pocas horas del gran evento. Algunas se dan un traguito para relajarse, pero otras necesitan algo más fuerte. “La novia me dice que suba. Yo me doy cuenta de que necesito tarjeta para subir (al cuarto del hotel). La llamo y como no me contesta, voy a buscar a alguien de seguridad. Cuando subimos, me cruzo con la tía de la novia. Llegamos al cuarto, toco y toco y no me contestan. Nosotros los oíamos riéndose y hablando. Cuando el de seguridad me abre, está el maquillista pasándole en ese momento el cigarrillo (de marihuana) a la novia. Las damas estaban sentadas a los lados; todas echaron las manos para atrás, y el maquillista se quedó con el cigarrillo para el frente mirándonos. Yo les hago señales de que detrás estaba la tía. Eso estuvo tan y tan gracioso”. 

Sin bizcocho no hay boda 

El pastel de matrimonio es tan importante como el vestido, así que cuando este cae al suelo por accidente antes o durante la boda o simplemente no llega, puede haber un caos.  Pao-Pei rememoró que en la boda de una conocida periodista, en la que no faltaron los imprevistos, el bizcocho  inclinado que pidió la novia se cayó en medio de la fiesta debido a las condiciones climáticas. Por suerte, las fotos del pastel se tomaron minutos antes del accidente. En otra ocasión tuvo que  resolver 45 minutos antes de la boda con un dummy (maqueta) que le prestaron de un show de novias y bizcocho de merengue de una cadena de tienda de pastelería en un centro comercial por una confusión entre el pastelero y el hotel. “Aquel bizcocho fue la sensación de la noche”.