Contrario a lo que se piensa, la curiosidad no mató al gato. Lo hizo más feliz e inteligente. ¡Qué suertudo felino! Y es que cuestionar todo a nuestro alrededor y experimentar cosas nuevas es el principal objetivo de todas las que, al igual que el gato del refrán, deseamos saciar nuestra sed de conocimiento. Lo cual aporta beneficios increíbles a nuestra vida.

Ser curiosa es algo bueno. ¿Por qué? La curiosidad nos hace personas más abiertas, interesantes, sinceras y amigables. Además, reduce los niveles de ansiedad, estimula el aprendizaje, incrementa nuestra felicidad y hace mucho más divertido el mundo. Pero eso no lo decimos nosotras, lo dice la ciencia; son muchos los estudios que se han hecho sobre esto.

De acuerdo a una investigación publicada en la revista Neuron, a la gente le resulta más fácil memorizar y retener información sobre aquellos temas que le resultan curiosos. Y según un estudio publicado en el Journal of Anxiety Disorders el entusiasmo e interés por conocer personas elimina por completo la ansiedad que ocasiona una situación desconocida.

Características de las personas curiosas

Son muy sociables y siempre sacan conversación. Las personas curiosas hacen muchas preguntas porque les interesa saber todos los cómo, cuándo, y por qué. Esto hace que los demás se sienten a gusto de hablar sobre sí mismos y los que les gusta.

No les da miedo admitir que no saben algo. Precisamente porque la curiosidad siempre las lleva a querer adquirir nuevos conocimientos, les resulta más importante aprender que lucir inteligentes. Esto es algo que deberíamos aprender de ellas.

Escuchar sin juzgar es una de sus virtudes. Las personas curiosas al prestar atención les demuestran a los demás que de verdad los escuchan y además tratan de entender sus perspectivas sin hacer juicios ni opiniones que hagan sentir mal al otro.