A estas alturas, 10 años después de que a su papá le detectaran Alzheimer, Héctor Ruiz, hermano del cantante Víctor Manuelle, ya se puede reír de muchas de las cosas que le han ocurrido como cuidador primario de don Víctor Ruiz.

Como esa vez cuando en medio de la angustia porque tenían que operar a su papá de la vesícula y ya el Alzheimer había avanzado, le pidió a la enfermera que antes de ponerle el suero le diera un calmante para que no se arrancara el suero. Pero la enfermera no le hizo caso de primera intención. Más tarde toda la situación se transformó.

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“Hubo que operarlo y ahí sí que yo estaba un poquito ansioso... Yo le dije a la enfermera lo que le iba a suceder: que tenía que darle algún calmante porque él se iba a sentir incómodo y se iba a arrancar los sueros… le predije todo lo que después pasó… pero tenían que pasar las cosas para que ella entendiera que no era que yo quería mimarlo o era caprichoso… Entonces me hicieron caso, le buscaron un calmante pero en lo que encontraron el correcto, el que le dieron lo puso tranquilo, pero chistoso ¡y empezó a cantar por todo el hospital!”, cuenta y no puede evitar una carcajada matizada de nostalgia.

“Se puso tan alegre que quería brincar de la cama, aun con dolores estaba burlándose. Nunca lo escuché hablando tanto. Ahora lo vemos como algo jocoso” pero no fue sencillo,  agrega.

Como cuidador primario de su papá, Héctor destaca que esa es una de las cosas más importantes a tener en cuenta cuando se trata de un paciente que padece de Alzheimer: observar, observar y observar. Porque van a suceder muchos cambios. Desde el periodo en que se desorientan, cuando se vuelven agresivos, dejan de comer sólidos, o las piernas les empiezan a fallar. Para cada una de esas etapas hay que consultar con los médicos y hacer ajustes constantes, según aprendió por su experiencia.

Uno de los momentos más difíciles para la familia fue cuando tuvieron que quitarle la chequera a don Víctor.

“Una persona que se vanagloriaba de que por ejemplo sacaba la cuenta de la compra con la mente… quitarle el control del dinero fue algo devastador, pero hay que prepararse para eso. Las mismas etapas nos llamaban a tomar las decisiones”, explicó.

Asimismo, es bien importante estar pendiente de los medicamentos. En su caso lleva una bitácora desde el inicio del tratamiento a su papá con todo lo que le han recetado, cada médico que le dio las instrucciones, cada cuánto se deben administrar y qué reacciones tiene, incluso durante esa ocasión en que don Víctor estuvo hospitalizado.

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“Si el médico ve a un cuidador bien interesado, ellos tienden a ocuparse más. Cuando una persona observa todo, si te ven con la bitácora, saben entonces que no eres un cuidador cualquiera”, indicó.

También dijo que es importante estar muy pendiente al paciente porque llega un momento en que debido a la pérdida de memoria no pueden expresar lo que verdaderamente les pasa. En el caso de su papá no ha dejado de comer sólidos, pero ya no puede tragar pastillas.

“Todo eso requiere mucha observación mezclado con intuición y requiere que uno esté ahí con el paciente siempre para darse cuenta… llegó el momento en que no podía tragar y el moler el medicamento era algo que yo se lo hice por poco conocimiento, pensando que era más fácil pero no es bueno porque eso tiene una capa que protege el esófago y la pastilla molida lo que hace es causarle un daño”, indicó.

Precisamente, eso lleva a otro punto determinante y es la importancia de educarse.

Héctor entiende que actualmente hay recursos suficientes para que los familiares se orienten acerca de las diferentes etapas y servicios que hay disponibles a través del gobierno, de empresas privadas y de organizaciones, pero la gestión de buscar la tiene que hacer el cuidador.

“Internet también te ofrece muchas oportunidades para aprender… pero requiere mucha automotivación. Esto hay que mirarlo como una responsabilidad y no como una carga”, declaró.

El joven, que también canta, no recomienda estar preguntándole al paciente constantemente de qué se acuerda.

“Los ejercicios para ver cómo está su agilidad hay que hacerlos delicadamente porque algunos de ellos se sienten que los estás humillando, que los estás retando... Cuando tú empiezas: '¿lo conoces?, ¿quién es? ¿es amigo tuyo? Y ellos seguramente lo que piensan es 'qué me importa si trabajó conmigo'. Ellos pueden pensar tantas cosas y tú lo que tienes que velar es de crearle un ambiente donde se sienta cómodo. Yo me alegro cuando recuerda, pero no lo empujo a recordar, no hay que agregar a su frustración”, señaló.

Como parte de su vida diaria en muchas ocasiones tienen que salir de la casa y Héctor asegura que es casi como hacer los preparativos para sacar a un bebé del hogar. Empaca varias mudas de ropa y pañales. En lugar de un coche, lo llevan en silla de ruedas. Luego disfrutan del paseo lo mejor posible.

Héctor es afortunado de que toda su familia le sirve de apoyo, incluyendo su hermano Víctor Manuelle, quien a pesar de sus compromisos, cada vez que puede, baña y cuida a su papá, al igual que su hermana Bárbara Ivelisse que vive en la casa de al lado, lo que facilita aún más la ayuda y la interacción.

En los momentos en que el cansancio, el desánimo o el llamado síndrome de quemazón lo vienen a visitar, Héctor se refugia en la meditación y la oración.

“Si algo puedo aconsejar a los familiares es que se apasionen por el paciente y que lo vean como un método de agradecimiento por todo lo que esa persona cuando estuvo bien hizo. Y si no fue una persona que quizás de alguna manera se haya portado tan bien, que no tomen esos rencores porque en este momento esa persona está totalmente indefensa y es como tú tener un baby que lo que quieres es cuidarlo bien y lo único que yo le puedo aconsejar a ellos es que aprendan a sincronizarse como familia”, manifestó.